Llega a los cines Una película de Minecraft, la primera adaptación live-action del exitoso videojuego de Mojang. Un proyecto arriesgado principalmente por el inconfundible estilo visual del material de partida, diseñado completamente con formas de cubo. Además, se trata de un juego sin historia, por lo que toda la trama del filme debía ser completamente original. Para buscar el éxito, la cinta cuenta con un reparto de lujo liderado por Jack Black, Jason Momoa, Emma Mayers o Jennifer Coolidge.
La sinopsis de Una película de Minecraft sigue a cuatro inadaptados, Garrett “The Garbage Man” Garrison, Henry, Natalie y Dawn, que deben hacer frente a problemas cotidianos cuando de repente se ven arrastrados a través de un portal misterioso hacia el Supramundo. Allí encontrarán un país de las maravillas extraño y cúbico que se nutre de la imaginación.
Para volver a casa, tendrán que dominar ese mundo y sobrevivir a cosas tan malvadas como los Piglins y también de los zombis y esqueletos. Para ello, se embarcan en una búsqueda mágica con un experto e inesperado artista llamado Steve. Juntos, los cinco correrán una aventura que pondrá a prueba su audacia y su capacidad para reconocer las cualidades que hacen de cada uno de ellos una persona excepcionalmente creativa… Esas mismas habilidades que necesitarán para salir adelante cuando vuelvan al mundo real.
Una película de Minecraft
Una película de Minecraft supera ligeramente las bajas expectativas al abrazar su lado más ridículo y naíf, aunque no consigue triunfar. El aspecto visual es muy atractivo y estimulante, con grandes efectos tanto prácticos como digitales. Pero su colorido contrasta con lo vacío y aburrido de su guion. En una película que debía girar en torno al poder de la imaginación, el resultado es una aventura muy poco original y superficial.
Una aventura familiar
Desde el primer momento, Una película de Minecraft deja claro que lo que se va a ver no es una historia de grandes ambiciones. La idea no es explotar una IP conocida al estilo de Barbie sino, sencillamente, ofrecer una película para toda la familia. Es un entretenimiento palomitero para ir con los más pequeños de la casa al cine y, con suerte, echar unas risas. No se le puede pedir más que eso. Aunque ni siquiera en este aspecto resulta demasiado acertada.
La cinta recicla todos y cada uno de los clichés de este tipo de cine. Personajes marginados y con baja autoestima, un mundo de fantasía por explorar, unos villanos a los que deben vencer trabajando en equipo y encontrando sus mejores virtudes… Tanto imita a los grandes clásicos de aventura familiar que Una película de Minecraft lanza varios guiños explícitos a obras como El Mago de Oz.
Pero el parecido se queda solo en la superficie. Una película de Minecraft es una cinta a la que le falta bastante corazón. Su historia es muy predecible y su moraleja es tan obvia como aburrida. En un mundo de posibilidades ilimitadas, no se ha buscado absolutamente nada nuevo. Por no hablar de que llega unos años tarde, pues el mayor boom del juego se dio en la década de 2010 a 2020. Para compensarlo, dota a sus protagonistas de unas personalidades excéntricas y radicales para sacar alguna que otra carcajada.
A lo loco
Al menos, Una película de Minecraft es tan consciente de lo que es que se permite cualquier lujo por absurdo que sea. No deja de ser una película de pura serie B hecha con unos cuantos millones más de lo normal. Por eso, esparce píldoras ridículas que hacen que, si se entra en la propuesta, al menos se pase un rato ameno. Un número musical tontísimo por aquí, un chiste rematadamente malo por allá… Suficiente para reírse de sí misma.
Los protagonistas son quienes mejor ejemplifican ese espíritu. Sobre todo Jack Black y Jason Momoa han aprovechado para pasárselo en grande y disfrutar como niños. Son actuaciones terribles y exageradísimas que no ofrecen ningún tipo de realismo o matiz. Aunque parece obvio que eso es lo que Una película de Minecraft demandaba de ellos. Si la cinta es un circo, ellos son los payasos que deben entretener a los pequeños. Y eso es lo que hacen.
Los jugadores sí encontrarán muchos detalles conocidos que mejorarán algo su experiencia con respecto a los que nunca han entrado a los servidores. Pero, de nuevo, todo se hace desde un punto tan inocuo que no genera demasiada sonrisa cómplice. Es triste ver que no se termina de hacer justicia a un juego que se basa en la imaginación, precisamente, porque la película tiene muy poca.
Algunas mejoras
Curiosamente, uno de los apartados que más se había criticado desde los tráileres de Una película de Minecraft era su aspecto visual. Un juego como este requiere casi obligatoriamente una producción animada, no live-action. Pero, contra todo pronóstico, el resultado es mucho mejor del que se esperaba. Llena de color y detalle, han conseguido probablemente la mejor adaptación visual posible.
Algunas criaturas aún son muy chocantes por sus formas cúbicas. Pero el CGI está bastante bien pulido y, sobre todo, el filme transmite sensación de ser tangible, de que son elementos que están ahí. En buena parte, claro, porque efectivamente construyeron grandes sets y coloridos decorados para el rodaje. Trabajo irreprochable en este aspecto, el único realmente estimulante de Una película de Minecraft.
En definitiva, Una película de Minecraft es un proyecto de cine cutre que, lejos de avergonzarse de serlo, lo acepta y lo explota todo lo posible. Hay ingredientes que podrían haber propiciado un festival disparatado maravilloso, pero por desgracia un guion flojísimo y cero imaginativo lastra todo el conjunto. Probablemente los niños más pequeños -que son a quienes va dirigida- no tengan problema en entrar en ella y la disfruten. Pero hay que tener en cuenta que, en cuanto tengan ya unos pocos años, la van a encontrar mucho más distante, pesada y aburrida.