Andor es toda una rareza en el universo de Star Wars. La historia de Cassian (Diego Luna) y su transformación de expatriado a héroe de la Alianza Rebelde, es emocionante por necesidad. Pero además, el creador y guionista Tony Gilroy, brinda al argumento una profundidad y un tono adulto, que se alejan del habitual en la saga. Una decisión que sorprendió a los fanáticos durante la primera temporada de la serie y que, a la vez, le acarreó algunas críticas. 

En especial, porque el punto de vista sobrio y complejo de la trama, apunta a lugares por completo nuevos en la franquicia. De mostrar la vida corriente de los burócratas del Imperio a través de Syril Karn (Kyle Soller) a los manejos políticos detrás de las acciones de la subversión. Lo cierto es que Andor expandió la capacidad de Star Wars para explorar en su universo y desafió los rígidos límites creativos de la franquicia. No obstante, para el tercer episodio de su segunda temporada, también despertó controversia por tocar terrenos incómodos que sorprendió por su directa crueldad. 

El capítulo, titulado Harvest y dirigido por Ariel Kleiman, relata los intentos de Cassian por poner a salvo a sus allegados en el planeta agrícola Mina-Rau. Entre ellos, a su amiga Bix Caleen (Adria Arjona). Mientras el personaje se esconde de las tropas imperiales que arrestan a ciudadanos indocumentados, termina por tener que lidiar con un oficial. Este, primero coquetea con Bix para luego, intentar agredirla sexualmente. Lo que desencadena una pelea en la que el hombre termina por ser asesinado. En medio de la crudeza de la secuencia, no queda lugar a dudas de lo ocurrido. Mucho menos, cuando Bix lo expresa en una frase inequívoca: “intento violarme”. 

Un hito incómodo para la franquicia

Adria Arjona como Bix Caleen

Hasta ahora, Star Wars ha sido una franquicia casi inocente con lo que respecta al sexo. De hecho, a lo largo de su historia, los personajes suelen ser curiosamente asexuales. A excepción del breve cautiverio de Leia (Carrie Fisher) por Jabba el Hutt, en la que se le obligó a permanecer casi desnuda en su corte — una forma de violencia sexual —, lo cierto es que los personajes apenas comparten contacto físico. 

Del beso de Leia a Luke (Mark Hamill) para despertar los celos de Han Solo (Harrison Ford) al romance entre Padmé (Natalie Portman) y Anakin (Hayden Christensen). La sexualidad de los personajes es limitada y sin duda, adecuada al tono de todo público de la saga. Por lo que la decisión de incluir una escena de violencia sexual, incomodó a los fanáticos e incluso a la audiencia casual. Las redes sociales se llenaron de malestar por la polémica escena y se acusó a Tony Gilroy de tergiversar el sentido de lo que Star Wars puede ser. 

Puntos de vista de un universo complicado

Pero en realidad, Gilroy ya había dado algunos indicios de crear un mundo en que los personajes atravesaran situaciones de violencia realista en la primera temporada de la serie. En especial, en todo lo referente al planeta carcelario Narkina 5 y la forma de explotación de los reos. El acercamiento a la violencia institucionalizada y al abuso de poder, también pudo verse en los ataques del Imperio contra Ferrix. Además, en el mundo minero, la propia Bix sufrió una larga tortura a manos de un funcionario imperial que devastó su cordura. 

No obstante, la explícita escena de una violación, marcó un punto de no retorno para la serie. En especial, porque al explorar la violencia real en términos de la ciencia ficción, pone a Star Wars en una disyuntiva. ¿Cuándo es demasiado al mostrar una guerra civil galáctica en la que se hacen estallar planetas y se esclavizan especies enteras al servicio del autoritarismo? Se trata de una pregunta que la saga de George Lucas parece no haberse planteado de manera directa, hasta ahora. 

Villanos, malvados y hombres brutales

darth vaderdarth vader

La franquicia de Star Wars, de hecho, es bastante uniforme en su modo de explicar y contextualizar hechos violentos. Durante la primera trilogía, Darth Vader (con la voz de James Earl Jones), destruyó el planeta Alderaan solo por castigar a Leia. Más adelante, amputó la mano a Luke. Eso, luego de torturarle durante buena parte de su último encuentro en Star Wars: episodio VI — el retorno del Jedi (1983). 

Incluso, durante la nueva trilogía, imágenes con una clara inspiración en la imaginaria Nazi, poblaron a los actos de fuerza públicos de la Primera Orden. El primer discurso del General Armitage Hux (Domhnall Gleeson) en Star Wars: Episodio VII — El despertar de la Fuerza, le mostraba con aires de un autoritarismo brutal y aterrador. Por lo que Star Wars no es ajena a mostrar la crueldad del opresor y el sufrimiento de las víctimas. 

Violencia simbólica vs violencia gratuita

Lo que si parece ser por completo novedoso, es la violencia gratuita, que no es un símbolo político en sí mismo. En su primera temporada, Andor se esforzó por mostrar la vida y lucha de personajes anónimos. Todos, cuya mayor contribución a la causa rebelde era un acto de sacrificio extremo. Como la ya icónica escena en que se muestra una proyección holográfica de Maarva (Fiona Shaw), en la que llama a la población de Ferrix a resistir. Algo que termina desembocando en una revuelta sangrienta y una brutal represión. 

No obstante, a pesar de que la escena mostró muertes y otras situaciones dolorosas, la violación de Bix parece ser de un carácter mezquino y retorcido, que se aleja del estándar de violencia simbólica. Mucho más, porque fue la representación de circunstancias deplorables que podrían estar ocurriendo en medio de batallas en naves y negociaciones políticas. Si Andor marcó pauta al explorar en los inicios más bien humildes de la Alianza Rebelde, su tercer episodio parece insistir en mostrar un lado más incómodo de la guerra civil. 

Una decisión crucial para ‘Andor’

AndorAndor

No obstante comprender la reacción del público, para Tony Gilroy la situación de Bix es esencial para mostrar la crueldad del Imperio. Desde su punto de vista, contar la historia de una guerra implica, además, mostrar sus partes más oscuras y dolorosas. Por lo que al escritor y director, no le parece veraz evitar narrar situaciones de violencia sexual. 

“Tengo una sola oportunidad para contar todo lo que sé — o puedo descubrir, o lo que he aprendido — sobre la revolución, sobre las batallas, con tantos incidentes y tantos matices como pueda. Eso, sin que la historia se descontrole”, dice Gilroy. Seamos honestos: la historia de la civilización tiene un componente arterial enorme: la violación” explicó en una entrevista para Hollywood Reporter

Por lo que a pesar de la resistencia de parte del fandom, para Gilroy es de especial importancia mostrar la violencia de manera directa, sin alegoría alguna. Un escenario controvertido, que demuestra que Andor conduce a Star Wars no solo hacia una audiencia distinta. También, a una exploración más densa y oscura de sus temas principales.

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