Mikao Usui, (monje budista japonés) fue quien desarrolló el Reiki durante un retiro espiritual a mediados del siglo XIX, aunque él siempre afirmó que únicamente «redescubrió» una técnica de sanación milenaria que ya existía pero que llevaba mucho tiempo olvidada.
El uso del Reiki
La práctica del Reiki se basa en un transmisor que, a través de sus manos transmite Reiki (energía vital) a un receptor que puede ser él mismo u otra persona (presente o no en el espacio-tiempo), con el fin de estimular nuestra capacidad autocurativa mediante la homeostasis o equilibrio armonioso del ser humano. No obstante, dado que Reiki es una energía universal los tratamientos también pueden dirigirse a otros seres vivos como animales, plantas o situaciones.
Es una energía inofensiva, es práctica, segura, eficiente y compatible con cualquier otro tipo de terapia. Además, no existen casos documentados de efectos secundarios de ningún tipo.
El método Reiki se basa en el enfoque oriental de que todo ser vivo posee una Energía Vital que debe fluir correctamente. Es el mismo enfoque que emplea la medicina tradicional China, la acupuntura y el Qui Jong desde hace más de cinco mil años.
El Reiki no puede reemplazar al tratamiento médico, aunque sí se puede utilizar de forma complementaria.
El Reiki llega mucho más allá del cuerpo físico. Puede resultar eficaz, en manos expertas, en multitud de molestias y trastornos tanto físicos como psicológicos, como la ansiedad, el estrés, el insomnio, la artritis, las jaquecas, los problemas gástricos y también actúa como sanador de bloqueos emocionales profundos.
Es una energía preventiva y curativa. Puede ayudar en las terapias de desintoxicación, y la mayoría de los ensayos clínicos estudian y confirman la reducción de los efectos secundarios de todo tipo , incluyendo la quimioterapia, por ejemplo. Acelera los tiempos de recuperación y mejora el estado general de personas sanas o enfermas, ya que equilibra las energías, libera energía bloqueada (liberando las emociones causadas por dicha energía), desarrolla la conciencia, aumenta la creatividad y eleva la energía vital.
¿Qué nos aporta el Reiki?
La falta de salud no se muestra sólo en nuestro nivel físico (enfermedades); también se refleja en el nivel emocional, mental y espiritual.
Reiki puede ayudar a aliviar los dolores físicos, pero considera a la persona de forma global en los cuerpos físico, emocional, mental y espiritual, de manera que, no solamente ayuda al cuerpo a actuar sobre patologías, sino también a recuperar el estado natural de equilibrio que produce bienestar y felicidad. Esto resulta esencialmente importante para poder lograr un cambio en el interior y en el entorno más inmediato. El Reiki nos ayuda a afrontar la vida con mayor equilibrio.
Aplicaciones concretas del Reiki
El Reiki se emplea actualmente en algunos hospitales de reconocido prestigio dónde se están realizando estudios sobre su efectividad. Cómo ejemplo de utilización del Reiki, en el documento «Pautas de atención integral para personas que viven con VIH/SIDA en las Américas», preparado por el Programa Regional sobre VIH/SIDA/ITS de la Organización Panamericana de la Salud, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud, se menciona el Reiki en el apartado de «Manejo del dolor y cuidados paliativos».
Estos son algunos de los ensayos clínicos publicados, donde el Reiki ha demostrado ser eficaz
- Lesiones: Para acelerar el proceso de cicatrización y para soldar lesiones óseas. Reducir la inflamación en esguinces, sanar músculos desgarrados etc.
- Infecciones: Ayuda al cuerpo a aumentar su capacidad para luchar contra enfermedades virales, reforzando su sistema inmunológico.
- Cáncer: Se ha usado con éxito en combinación con quimioterapia para ayudar al organismo a mantener la fortaleza física necesaria para los tratamientos.
- Depresión y agresividad: Reiki sirve para equilibrar energéticamente y espiritualmente a las personas.
El Reiki, más que tratar enfermedades específicas, consigue un equilibrio completo a través de la Energía Universal. De esta forma, el mismo paciente «toma las riendas» de su propia sanación.