Los incendios de California han dejado ya al menos 5 fallecidos, 130.000 personas evacuadas y alrededor de 11.000 hectáreas de terreno quemadas. Lamentablemente, las cifras de destrozos irán aumentando mientras no se logre sofocar por completo los focos del fuego y la realidad es que los vientos de Santa Ana no lo están poniendo fácil. 

Este fenómeno meteorológico se considera culpable en parte del inicio de los incendios de California; pero ahora, además, dificulta el trabajo de los bomberos que intentan ponerle fin. No es algo nuevo. Se calcula que se da una media de 10 veces al año en el sur de California. Sobre todo ocurre durante el otoño y el invierno, pero también al inicio de la primavera. A veces, llegan a extenderse desde septiembre hasta abril. 

Siempre suelen ser vientos secos, pero no necesariamente tanto como ahora. El cambio climático también ha jugado su parte en el desarrollo de los incendios de California y, lamentablemente, no hay nada que descarte que pueda volver a pasar.

¿Qué son los vientos de Santa Ana?

Los vientos de Santa Ana son fuertes rachas de viento que se dan en el sur de California. Proceden de la Gran Cuenca y el desierto de Mojave, por eso suelen ser vientos muy secos. 

El viento siempre se forma por diferencias de presión. En este caso, lo que ocurre es que la presión permanece muy alta en la gran cuenca, pero mucho más baja frente a la costa. Las masas de aire se mueven desde las zonas de altas presiones hacia las de baja presión. Cuanto mayor es la diferencia de presión, más rápidos serán los vientos. En esta región de Estados Unidos la diferencia de presión es grandísima, por eso son tan potentes los vientos de Santa Ana. 

Otro factor que diferencia a los vientos de Santa Ana de otros episodios similares es la sequedad del aire. Mientras el aire desciende, se comprime y se calienta. Además, su humedad relativa desciende hasta hacerse prácticamente nula. Por eso son vientos tan secos.

¿Qué han tenido que ver con los incendios de California?

Los incendios de California se originaron el pasado 7 de enero en Altadena. Esta es una zona especialmente seca, donde la más mínima chispa puede originar un incendio. No se sabe cuál pudo ser esa chispa, pero sí que los vientos de Santa Ana tuvieron un papel muy relevante en el desastre que ha tenido y sigue teniendo lugar. 

De media, los vientos de Santa Ana suelen alcanzar velocidades de 50 a 65 kilómetros por hora. Sin embargo, a principios de enero se detectaron en Altadena vientos de casi 130 kilómetros por hora. Estos vientos de Santa Ana especialmente veloces fueron los que avivaron el incendio. Con todo seco a su alrededor y el viento dándole alas, el fuego comenzó a correr como la pólvora.

Santa AnaSanta Ana
Humo de un incendio forestal en Pacific Palisades en Los Ángeles, California, el 7 de enero de 2025. Los fuertes vientos de Santa Ana estaban obstaculizando la lucha contra incendios. Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Wanmei Liang, utilizando datos MODIS de la NASA EOSDIS LANCE y GIBS/Worldview y datos modificados del Centinela de Copernicus (2025) procesados por la Agencia Espacial Europea.

No se trata solo de los vientos de Santa Ana

Como ya hemos visto, los vientos de Santa Ana siempre están formados por aire muy seco. No solo por cruzar el desierto de Mojave a medida que se forman. También por la pérdida súbita de humedad relativa durante su descenso.

Sin embargo, en esta época del año el sur de California suele tener humedad suficiente para contener un posible incendio. Ya sabemos que los incendios forestales ocurren normalmente en verano, cuando todo está mucho más seco.

Lamentablemente, el cambio climático está llevando las precipitaciones a sus extremos. En algunos lugares causan inundaciones, mientras que otros sufren una terrible sequía. Esto último es lo que está sucediendo en esa zona de Estados Unidos. Los incendios de California se han producido en buena parte por culpa de la sequía derivada del cambio climático.

La naturaleza no suele tener compasión, pero los humanos todavía menos. Si a un fenómeno natural como este le sumamos los efectos del cambio climático antropogénico, el resultado es devastador

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