Puede que las decisiones que tomas cuando haces la compra no indiquen cuál es tu ideología política, pero cómo procesa tu cerebro esas decisiones sí. Es la conclusión de un estudio publicado recientemente por científicos de varias universidades estadounidenses y una inglesa. Otros estudios en el pasado han señalado que lo que compramos puede estar relacionado con lo que votamos, pero este se centra mucho más en lo neurobiológico.
Y es que, según esta investigación, incluso si finalmente compran lo mismo, el cerebro de un republicano y un demócrata trabajan de una forma muy diferente para llegar a esa misma decisión. En el estudio se tuvieron en cuenta republicanos y demócratas porque son los dos grandes partidos de Estados Unidos, donde votaban todos los participantes. No obstante, son resultados extrapolables a las ideologías conservadoras o liberales de cualquier país.
Analizar este tipo de cuestiones desde un punto de vista biológico tiene mucho sentido si tenemos en cuenta que se calcula que el 50% de nuestra ideología política procede de nuestra genética. Hay factores ambientales que pueden intervenir, desde luego. No obstante, la biología tiene mucho que ver, por lo que no es raro que el cerebro tenga un papel esencial. Y como la política está en todas partes, incluyendo la leche que compramos en el supermercado, estos científicos decidieron analizar ese tipo de decisiones en vez de las que tomamos en las urnas. Al fin y al cabo, todas están relacionadas entre sí.
La ideología política de la leche y los huevos
Antes de empezar el estudio, los candidatos a participantes tuvieron que señalar si se consideraban republicanos o demócratas. Después, se seleccionó una muestra de 100 personas de 18 a 55 años, donde las diferencias de sexo, edad, ingresos o etnia estaban distribuidas homogéneamente entre los dos grupos políticos. Así, se evitarían muchos sesgos.
Una vez seleccionada la muestra, se le repartieron a todos 50 dólares y, después, se les hizo elegir entre una amplia variedad de huevos o envases de leche para comprar. Lo que no se gastasen de dinero podrían quedárselo.


Se seleccionaron estos dos productos y no otros por dos motivos principalmente. El primero es que necesitaban que fuesen productos de alimentación básicos, que prácticamente todo el mundo tenga en casa. En cuanto al segundo, son productos que se pueden diferencia fácilmente de su marca. Si vemos unos huevos fuera de su envase no sabemos a qué marca pertenecen. Con la leche pasa lo mismo. Además, como ventaja añadida, son alimentos que se prestan mucho a distintas formas de producción. Por ejemplo, en el caso de los huevos pueden proceder de gallinas criadas en libertad, en jaulas o en corrales. Con las vacas, pueden ser de pasto, confinadas, con tratamientos hormonales o sin ellos… Hay muchas opciones.
Los científicos pensaron que la ideología política podría estar relacionada con las decisiones relacionadas tanto con el precio como con ese método de producción. Por eso, prestaron atención a sus compras, pero también a la actividad de su cerebro mientras las realizaban.
Lo que tu cerebro cuenta sobre ti
Todos los participantes se sometieron a una resonancia magnética funcional mientras decidían qué huevos o leche comprar. Así, se podrían ver cambios en la actividad cerebral asociadas a áreas que en el pasado se hayan relacionado con las decisiones políticas.
Se centraron en varias regiones, pero especialmente en la ínsula izquierda, el precúneo y el giro frontal superior.
La primera se relaciona más con las sensaciones internas y el pensamiento subjetivo, y estuvo mucho más activa mientras que los republicanos analizaban las etiquetas. En cambio, las dos últimas áreas, relacionadas con la memoria episódica, la cognición social y el análisis de información política, se activaron mayormente en los voluntarios que se autodefinieron como demócratas.


Esto demuestra que, aunque finalmente las decisiones puedan ser las mismas, por ejemplo por razones económicas, las personas con distinta ideología política procesan de forma distinta la información que les llega. Es aplicable a decisiones políticas, por supuesto, pero también a tareas cotidianas como elegir una marcha de leche.
De hecho, el vínculo fue tan grande que, cuando se intentó predecir la ideología política de una persona solo analizando la actividad de su cerebro mientras elegía leche o huevos, se acertó en un 80% de los intentos. Para que luego nos digan que la política no está en todas partes.