Taylor Swift ha logrado lo que hasta aquí parecía imposible: finalmente ha recuperado el control sobre toda su música. La cantante anunció a través de su web que pudo comprar los másters de sus primeros seis discos de estudio, consiguiendo autonomía total para sus composiciones, sin condicionamientos ni socios de por medio.
«Toda la música que he hecho, ahora me pertenece», publicó en su carta. Pero eso no es todo, ya que Taylor Swift también adquirió todos sus vídeos musicales, las grabaciones de sus conciertos, las canciones no lanzadas y el arte de tapa y las fotografías de sus álbumes.
La noticia ha causado enorme sorpresa, debido a que la disputa en torno a la propiedad de las versiones originales de la música de la artista llevaba varios años. La propia Taylor Swift parecía resignada a no poder recuperarla, y eso la llevó a regrabar sus primeros discos y a relanzarlos bajo la denominación (Taylor’s Version).
Ahora eso dejará de ser necesario, gracias al acuerdo que ha alcanzado con Shamrock Capital, la empresa que había comprado su catálogo algunos años atrás. Si bien no se han divulgado detalles específicos del arreglo, Billboard publica que la transacción se habría realizado por una suma cercana a los 360 millones de dólares.
De ser así, Taylor Swift habría pagado básicamente lo mismo que Shamrock desembolsó cuando adquirió su música a Ithaca Holdings en 2020. En aquella oportunidad, la cantante había sido muy crítica de la transacción. «Es la segunda vez que mi música se vende sin que yo lo sepa», remarcó por entonces. Sin embargo, ahora ha destacado la buena voluntad de Shamrock para permitirle recomprar su música.
Taylor Swift cumple su sueño y recupera el control sobre su música


«Todo lo que siempre quise fue la oportunidad de trabajar lo suficientemente duro para un día poder comprar mi música definitivamente, sin condicionamientos ni socios; con autonomía total. Estaré por siempre agradecida a todos en Shamrock Capital por ser los primeros en ofrecérmelo. El modo en que se han manejado en cada una de nuestras interacciones ha sido honesto, justo y respetuoso», remarcó.
La lucha de Taylor Swift para recuperar el control sobre su música se ha convertido en un antes y un después para la industria. Recordemos que el derrotero de la cantante se inició en 2018, tras su salida de Big Machine Records (BMR), la discográfica con la que había grabado sus primeros seis álbumes de estudio, y su arribo a Republic Records (Universal).
El contrato original de Taylor Swift con Big Machine incluía cláusulas en las que aceptaba ceder el control de sus discos, como también la imposibilidad de volver a grabar sus canciones hasta varios años después de su lanzamiento. Al marcharse de la disquera, que estaba cerca de la quiebra, intentó recomprar sus discos para que no quedaran en manos de otras personas, pero las negociaciones con Scott Borchetta, jefe de BMR, quedaron en la nada.
Una larga disputa


En 2019, Ithaca Holdings compró Big Machine Records y obtuvo el control sobre los másters de los discos originales de Taylor Swift. La cantante hizo público su desacuerdo con la transacción y esto derivó en una disputa pública con Scooter Braun, el jefe de la firma en cuestión. Como indicamos previamente, la música de Swift volvió a cambiar de manos en 2020 para quedar en poder de Shamrock Capital.
Cuando Taylor Swift firmó con Universal, su contrato incluyó una cláusula que le garantizaba el control sobre las cintas maestras de sus discos. Una decisión que la propia cantante reconoce que ha inspirado a otros artistas jóvenes a seguir el mismo camino. «Cada vez que artistas nuevos me dicen que gracias a esta lucha negociaron ser dueños de sus másters en sus contratos discográficos, recuerdo lo importante de que todo esto pasara», indicó en su carta de este viernes.