En 1972, el astronauta del Apolo 17 Harrison Schmitt respiró por accidente algo de polvo lunar que sus compañeros habían traído a la nave pegado a su equipación. Bastó solo un momento para que sus ojos empezasen a llorar a la vez que la garganta le ardía y una repentina sucesión de estornudos se apoderaba de él. Fueron solo unas horas de estancia lunar. Sin embargo, los astronautas que viajen a Marte deberán pasar allí mucho más tiempo. Vale la pena que la ciencia se adelante a sus movimientos y analice los riesgos del polvo marciano; pues, si no se toman medidas a tiempo, las consecuencias podrían ser muy graves.

Esa es la premisa en la que se basó el estudio publicado recientemente en GeoHealth de la mano de científicos de la Universidad de Colorado Boulder. La ciencia no dispone aún de muestras de polvo marciano. Ya hay una misión en marcha con el objetivo de traerlas. Sin embargo, no se espera que las muestras de Perseverance lleguen a la Tierra hasta la década de 2030. Afortunadamente, hay varios rovers ubicados en la superficie del planeta rojo que pueden llevar a cabo sus propias mediciones. Es, por ejemplo, el caso de Curiosity, cuyo mini laboratorio de a bordo es capaz de recoger muestras y analizarlas in situ mediante técnicas como la cromatografía de gases. 

Todo esto, junto a los análisis realizados por satélites, ha permitido a los autores del estudio comprender de forma aproximada la composición del polvo marciano. Así, han visto que contiene sustancias que pueden ser muy peligrosas si se inhalan, especialmente cuando se hace durante periodos de tiempo largos. Habrá peligros mucho mayores, como las radiaciones cósmicas, pero el problema del polvo es bastante fácil de solucionar si quienes llegan allí saben a lo que se enfrentan. Por eso es tan importante la prevención.

¿De qué está hecho el polvo marciano?

El análisis realizado por estos científicos apunta a que el polvo marciano contiene, entre otras sustancias, silicatos, óxidos de hierro, metales como el cromo, el arsénico o el berilio, y percloratos. 

Los efectos de la inhalación de algunas de estas sustancias son bien conocidos en la Tierra. Otras son mucho más desconocidas, pero hay indicios de que pueden ser muy peligrosas. En el primer grupo se clasificarían los silicatos. La inhalación de estos compuestos es muy común entre ciertos trabajadores, como los sopladores de vidrio o los que fabrican y manipulan conglomerados de cuarzo. Puede dar lugar a una enfermedad llamada silicosis, que se caracteriza por la presencia de cicatrices en el tejido pulmonar, acompañadas de dificultad para respirar, cansancio y pérdida de peso. La esperanza de vida de estos pacientes no suele ir más allá de 10 o 20 años desde el momento del diagnóstico.

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Curiosity puede analizar muestras directamente en Marte. Crédito: NASA

Es mucho menos conocido el caso de los percloratos del polvo marciano. Estos compuestos existen en la Tierra, pero no hay mucha información sobre los efectos de su inhalación. Dentro de lo poco que se conoce existe la sospecha de que esta pueda causar daños en el funcionamiento de la glándula tiroides. Ocurriría sobre todo si la exposición se mantiene en el tiempo. Dado que se calcula que las misiones a Marte deberían durar al menos un año y medio, esto sería de lo más probable.

También está el caso de sustancias cuya inhalación en la Tierra es muy peligrosa, pero no hay constancia de que en el polvo marciano estén a concentración suficiente para causar daños. Ocurre, por ejemplo, con el cromo.

De cualquier modo, el mayor problema del polvo marciano es que, según los cálculos realizados en este estudio, muchas de sus partículas podrían tener un diámetro menor de 3 micrómetros. Esto les permitiría atravesar los pulmones y llegar fácilmente hasta la sangre, extendiéndose así hacia otros tejidos.

¿Qué se puede hacer?

Los autores de este nuevo estudio creen que conocer la composición del polvo marciano es esencial para la prevención. Por ejemplo, su hallazgo sobre los percloratos señala que los astronautas deberían llevar con ellos suplementos de yodo para proteger su glándula tiroides. También les aporta información suficiente para el desarrollo de filtros de aire para los trajes espaciales.

Recreación misión ExoMars en MarteRecreación misión ExoMars en Marte
Gracias a los datos tomados dentro y fuera de Marte los futuros astronautas estarán más preparados.

Será necesario investigar más, a ser posible con las muestras que traerá Perseverance. Los cálculos de la NASA indicaron que los humanos llegarán a Marte allá por 2040. En cambio, Elon Musk quiere llevarlos mucho antes. Ha llegado a hablar de 2029, aunque también señala que podría posponerse hasta 2031. Las fechas cambiantes de las predicciones del CEO de SpaceX son ya nuestro pan de cada día. No podemos tomarlas como algo seguro. Sería ideal que la ciencia haya podido analizar el polvo marciano antes de este esperado viaje. Si no es posible, al menos con este último estudio disponemos de una buena aproximación sobre lo que pueden encontrarse los primeros visitantes del planeta rojo. 

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