Hay parejas que no pueden estar juntas. Este no es un alegato contra San Valentín, a pesar del día en el que se está publicando el artículo, sino un consejo para que hagas durar más tus hortalizas. Si no quieres temer que tirarlas, procura no guardar juntas las patatas y las cebollas. Ya, es cierto que todo el mundo lo hace, pero eso no quiere decir que sea lo más correcto.
Normalmente, el motivo por el que las patatas y las cebollas se guardan juntas es porque son hortalizas con una durabilidad similar. Pero, justamente, si se almacenan en el mismo sitio esa durabilidad se reducirá muchísimo por culpa del etileno.
Este gas es también el responsable de que muchas frutas hagan mal match en el frutero junto a los plátanos. Es un gas que desprenden algunos vegetales y acelera muchísimo la maduración. Tanto como para que aquellas frutas que siguen madurando después de recolectarse se acaben echando a perder mucho más deprisa. Las patatas no son precisamente grandes liberadoras de etileno, pero sí que es cierto que, a medida que pasa el tiempo y se van dañando, dejan escapar suficiente gas para que las cebollas acaben en la basura en vez de en la sartén.
Las patatas y las cebollas no hacen un buen match
El etileno es una hormona gaseosa que se genera en los tejidos vegetales como producto del metabolismo de las plantas. Tiene muchísimas funciones, pero una de ellas es promover la maduración de los frutos. Esto, a dosis reducidas, cuando aún está en la planta, es beneficioso. El problema es que hay algunas frutas y hortalizas que siguen liberando grandes cantidades de etileno después de la recolección y, además, hay otras frutas y verduras que pueden seguir madurando si entran en contacto con ese etileno.
Es bien conocido el caso del plátano. Es una de las frutas que más etileno liberan y esto es un arma de doble filo. Si se pone en contacto con frutas climatéricas, que pueden seguir madurando tras la recolección, puede ser útil si aún están muy verdes, pero puede hacer que se pudran muy deprisa si se encontraban en su punto.
Por ejemplo, no se recomienda poner los plátanos junto a los aguacates salvo que el aguacate esté muy verde. De hecho, si ese es el caso, ponerlo en una bolsa da papel junto a uno o varios plátanos puede ser un buen truco para acelerar la maduración.
Con las patatas y las cebollas pasa lo mismo. Es cierto que las cebollas tienen una duración bastante buena. También las patatas. Sin embargo, estas últimas, a medida que pasa el tiempo, van liberando etileno en una cantidad suficiente para acelerar la maduración de las cebollas y promover que se echen a perder.


La doble cara del etileno y las patatas
Por otro lado, se ha visto que el etileno puede ayudar a ralentizar el crecimiento de los brotes de las patatas. De hecho, existe un truco que triunfa en redes sociales que consiste en guardar las patatas junto a unas cuantas manzanas para evitar que les salgan brotes.
Esto puede ser eficaz, ya que este gas a veces se utiliza en la industria alimentaria para almacenar las patatas. Las manzanas liberan bastante etileno, por lo que es una buena fuente de la que obtenerlo. El problema es que no se puede controlar bien la dosis, por lo que puede ser demasiado.
Desde luego, lo ideal es no comprar muchas patatas de golpe, de manera que podamos gastarlas antes de que empiecen a brotar. Así, nos ahorramos tener que jugar con las dosis de etileno. Pero, sobre todo, recuerda no guardar las patatas con las cebollas. Cada una por separado en la despensa y juntas en la tortilla. Aunque haya gente con mal gusto que opine lo contrario.