Llega un verano más. 9 meses en los que muchos no hemos pisado una piscina o no nos hemos introducido en el agua del mar. Sin embargo, cuando nos damos el primer chapuzón del año, salimos nadando como si el tiempo no hubiese pasado por nosotros. No es raro. Al fin y al cabo, nadar es como montar en bicicleta: nunca se olvida. Todos hemos escuchado alguna vez esa expresión. También la hemos experimentado, que es lo más importante. ¿Pero por qué ocurre? ¿Por qué montar en bicicleta no se olvida nunca?
A grandes rasgos, se debe a que es un proceso que forma parte de nuestra memoria procedimental. Es decir, esa en la que almacenamos las instrucciones para realizar procedimientos que implican habilidades motoras. Estos, una vez aprendidos, se llevan a cabo de forma automática e inconsciente. Dentro de la lista se encuentra montar en bicicleta, pero también otras habilidades como tocar un instrumento, caminar, conducir o escribir.
Aunque la realidad es que caminar y conducir no son tareas comparables. ¿Quién no ha tenido que tomar alguna vez unas clases de reciclaje en la autoescuela para recordar cómo se conduce después de un largo tiempo de inactividad? En estos casos, también se debe tener en cuenta la repetición y algunas otras cuestiones que veremos al final del artículo. Pero antes, empecemos por el principio: ¿por qué montar en bicicleta no se olvida nunca?
Comencemos por los tipos de memoria
Existen distintos tipos de memoria que dependen de cómo los clasificamos. En primer lugar podemos hacer una clasificación general, teniendo en cuenta el automatismo de los procedimientos. Así, se puede hablar de memoria procedimental y declarativa. La primera ya la hemos visto. Es totalmente automática. En cambio, la segunda hace referencia a recuerdos de los que somos conscientes y que, además, pueden comunicarse a otras personas. Podemos contar cómo fue nuestro primer beso, pero contar cómo montas en bicicleta o cómo caminas a veces es difícil. Simplemente te sale.
Dentro de la memoria declarativa también hay dos tipos de memoria: la episódica y la semántica. La primera hace referencia al recuerdo de vivencias. Por ejemplo, ese primer beso. La segunda, por su parte, consiste en el almacenaje de conocimientos. Por ejemplo, recordamos que la capital de Italia es Roma.
¿Por qué montar en bicicleta no se olvida, pero la capital de Macedonia sí?
La capital de Macedonia es Skopje, por cierto. Dicho esto, veamos por qué montar en bicicleta no se olvida.
La realidad es que no está del todo claro, aunque la mayoría de científicos consideran que, posiblemente, se debe a la región cerebral que se encarga de almacenar la memoria procedimental. Se trata, principalmente, de la corteza motora, los ganglios basales y el cerebelo. Estas parecen ser zonas más resistentes al recableado. Es decir, hay menos neurogénesis y se establecen menos conexiones nuevas, de modo que los recuerdos que se forman permanecen intactos.
De hecho, según señala el neurocientífico Boris Suchan en un artículo de Scientific American, la memoria procedimental resiste incluso las lesiones cerebrales mucho mejor que la declarativa.
El ejemplo de Henry Molaison


Henry Gustav Molaison, conocido en la literatura científica como HM, fue un paciente con epilepsia que en la década de 1950 protagonizó varios estudios después de someterse a una cirugía en la que se retiraron algunas partes de su cerebro. Sobre todo se le retiraron varias partes del hipocampo, una región asociada a la fijación de recuerdos. Las convulsiones epilépticas mejoraron muchísimo. Sin embargo, pronto vieron que algo en su memoria no iba bien.
Lo comprobaron mediante un experimento. Henry tenía que dibujar una estrella de cinco puntas en un papel, mientras solo veía su mano en un espejo. La imagen, por lo tanto, estaba invertida. Se observó que, a medida que pasaba el tiempo y las repeticiones, la habilidad de Henry para llevar a cabo esta tarea mejoró muchísimo. Sin embargo, nunca recordaba haberlo hecho antes. Esto nos indica que su memoria procedimental estaba intacta, mientras que la declarativa estaba seriamente afectada.
Montar en bici no se olvida, ¿pero y si es una bici invertida?
En la web de la Association for Behavior Analysis International (ABAI) citan un estudio en el que se hizo a personas que ya sabían montar en bici tratar de hacerlo con una bicicleta invertida. Es decir, una bicicleta que se mueve en dirección contraria a lo que es lo normal al mover el manillar en un sentido y otro.
Se observó que quienes ya sabían montar en bicicleta tenían más dificultades para aprender que una persona que montaba en bicicleta por primera vez. Y es que, a través de la memoria procedimental, interiorizamos patrones de movimiento con fines concretos. En el caso de montar en bicicleta, desplazarnos.
Si se cambian los movimientos o el objetivo, nuestro cerebro no es capaz de seguir el patrón. Al fin y al cabo, lo que hacemos se trata solo de eso: de patrones.
Unos patrones que no siempre se recuerdan
Si montar en bicicleta no se olvida nunca, ¿por qué hay personas que sí se olvidan de conducir un coche? O incluso de montar en bicicleta, seamos honestos. Es más, ¿por qué se dice que tocar un instrumento también forma parte de la memoria procedimental si, al fin y al cabo, alguien que pasa mucho tiempo sin tocar pierde mucha práctica?
Aquí ya debemos diferenciar entre la práctica y la habilidad. La memoria procedimental no se fija con un solo intento. Requiere repetición. Incluso recompensa. En el mismo artículo de la ABAI señalan que cuando aprendemos una nueva habilidad solemos tener una recompensa: desplazarnos, la satisfacción de reproducir una melodía nosotros mismos, reconocimiento… No dejamos de ser ratones buscando comida en un laberinto. Necesitamos repetición y un aliciente. Si uno de esos dos factores falla, podemos perder la habilidad con el tiempo.


Por eso, alguien que ha conducido demasiado poco, aunque llegase a hacerlo bien, puede no haber fijado adecuadamente la memoria procedimental. Aun así, cuando se suba de nuevo al coche, por muchos años que pasen, no empezará desde cero. Ocurre lo mismo con la bicicleta. Si no se practicó lo suficiente o simplemente no se disfrutó y no se sentía que había recompensa, al hacerlo de nuevo quizás empecemos haciendo eses durante un tiempo.
Con respecto a los instrumentos, si ha habido suficiente repetición, lo básico rara vez se olvida. La destreza, en cambio, hay que practicarla continuamente. Si eras una estrella del piano y dejas de tocar durante años, ya no tocarás con tanta soltura, pero sabrás dónde están las distintas notas y conocerás cómo colocar los dedos en el teclado.
En definitiva, no es tan fácil como recordar o no recordar. Pero está claro que montar en bicicleta es más fácil de recordar que la capital de Macedonia. Recuerda: Skopje.