Cuando El silencio de los corderos se estrenó en 1991, su aproximación a los asesinos en serie sorprendió. En particular, por explorar en los crímenes desde un punto de vista duro y frontal que sorprendió. A la vez, brindar al homicida de turno, un lugar preponderante en la historia. Longlegs de Oz Perkins, que en España puedes ver en Movistar Plus+ y a través de Prime Video en Latinoamérica, también lo hace. Pero además, agrega una capa de terror sobrenatural, que hace de la película una experiencia terrorífica. 

Todo mientras sigue a la agente del FBI Lee Harker (Maika Monroe), mientras intenta resolver una larga lista de crímenes cometidos a lo largo de treinta años. El único punto en común entre los casos: el asesinato brutal de familias por uno de los miembros. Además de cartas escritas en un alfabeto imposible de descifrar, que llegan al buzón de la policía antes o después. Por lo que Harker tendrá que no solo acometer la tarea de encontrar más indicios sobre el o los asesinos, sino también resolver el misterio que le rodea. 

Es inevitable comparar al personaje con la célebre Clarice Starling de Jodie Foster. Pero a diferencia de esta última, el de Maika Monroe cuenta, además de con inteligencia, capacidad de deducción y observación, de una sensibilidad inexplicable. Es esta última habilidad lo que le hace la oficial idónea para avanzar en un caso prácticamente sin avances durante más de treinta años.

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Pero además, encontrar en medio de lo que parece un puñado de información incierta, el hilo conductor que le conduzca a un criminal escurridizo. También, y más aterrador todavía, a un misterioso suceso de su infancia que apenas recuerda. 

El ‘Pánico Satánico’ entra en escena

Uno de los escenarios más inquietantes que plantea Longlegs es relacionar los homicidios de su asesino titular con ideas más retorcidas y paranormales. De hecho, si el Silencio de los corderos mostraba la ferocidad inaudita y brutal de Búfalo Bill (Ted Levine), en el caso de la cinta de Oz Perkins, el interés está en los indicios que deja a su paso. Todos, relacionados con el ocultismo y el satanismo. Además, que indican de forma muy clara que el criminal, es mucho más que solo un hombre que intenta saciar sus perversos instintos de crueldad. 

Parte del éxito de la película, al plantear un escenario semejante, es utilizar el contexto del Pánico Satánico. Como se recordará el fenómeno, que tuvo lugar en norteamericana entre 1980 y 1990, se trató de una forma de histeria colectiva. Eso, con un punto distintivo: la de responsabilizar a una supuesta serie de crímenes sexuales, a hipotéticas sectas satánicas en activo. La trama de Longlegs, recupera esa perturbadora época, para explorar en el mal contemporáneo.

Mucho más, para hacer de su siniestro asesino — un irreconocible Nicolas Cage — una especie de personaje liminal, a mitad de camino entre un hombre violento y una criatura inexplicable. La cinta explora en el simbolismo ocultista, no solo para mostrar los horrendos asesinatos centro de la trama. A la vez, la forma en que se cometen — en un ritual elaboradísimo — y el resultado que el asesino intenta provocar. Por lo que buena parte de la historia dedica tiempo e interés en explorar en lo sobrenatural desde un punto de vista poco común.

Un asesino escalofriante para ‘Longlegs’

Con una participación de apenas quince minutos en la trama, el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins se convirtió en uno de los personajes más icónicos del cine de terror. Algo semejante podría decirse del Longlegs de Nicolas Cage. Con la piel completamente blanca, una peluca rubia y una voz inquietante que se vuelve más irritante y siniestra por minutos, el asesino es la encarnación del mal. Al mismo tiempo, de un tipo de horror que se vuelve más oscuro y denso a medida que avanza la trama.

No solo por el hecho que Longlegs es solo una parte en lo que parece una serie de situaciones terroríficas que culminan en un asesinato. También se trata de un punto de vista poco usual sobre lo paranormal, basado en una presencia aterradora de la que se sabe poco y aparece como pequeños destellos tenebrosos a lo largo de la película. Lo cierto es que Oz Perkins logra que el demonio — o la criatura que, en cualquier caso, empuja a Longlegs a cometer asesinatos — esté tan presente como el resto de los personajes.

Pero es su parte final — cuando se comprueba que Harker siempre estuvo más relacionada con los homicidios de lo que ella podría pensar — la que aterroriza. Gradualmente, lo que comienza como la búsqueda y captura de un hombre perverso, se transforma en la puerta abierta hacia la oscuridad. No únicamente de los personajes, sino del mundo que les rodea. El escenario más terrorífico que Longlegs deja a su paso. 

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