En 2010, un hombre de 71 años acudió a un hospital de Verona, en Italia, con una gran dificultad para respirar. Todo indicaba que le estaba dando un ataque al corazón, pero uno tan especial que ninguno de los médicos que lo trataron había lidiado con algo similar. Y es que, en realidad, el ataque no estaba afectando a uno sino a sus dos corazones.
Efectivamente, el hombre en cuestión tenía duplicado este órgano vital. No había nacido así. Su rara condición fue el resultado de un trasplante realizado un tiempo atrás. Aunque tengamos entendido que los trasplantes de órganos siempre se realizan después de retirar el dañado, hay excepciones. En el caso del corazón es muy raro que ocurra, pero a veces puede incluso ser positivo, ya que el corazón del donante se conecta al del receptor de manera que este recupere algunas de sus habilidades perdidas.
Además, si el corazón del donante falla, puede que haya permanecido en el cuerpo del receptor el tiempo suficiente para reiniciar su propio corazón y que ya no sea necesario otro trasplante. Los médicos pensaron que con dos órganos este paciente italiano podría tener más posibilidades de sobrevivir, pero lo que ocurrió es que sufrió un ataque que afectó a ambos órganos. Sin duda, la situación era de lo más peculiar, pero los médicos supieron cómo actuar.
Un ataque y dos corazones
El paciente protagonista de esta historia padecía una rara enfermedad conocida como miocardiopatía dilatada. Esta se produce cuando el músculo cardíaco se vuelve débil y alargado, de manera que el corazón no puede bombear sangre con normalidad. Se caracteriza por síntomas como dolor en el pecho, tos, fatiga, dificultad para respirar y ritmo cardíaco irregular. Además, es frecuente que se hinchen los pies y los tobillos.
Tras el diagnóstico, en 2001 se intentó controlar el ritmo cardíaco del paciente con ayuda de un marcapasos. Sin embargo, este no dio resultado, por lo que se puso en lista de espera para un trasplante de corazón. Una vez que se encontró un donante, en 2003, se consideró que en su caso era viable mantener los dos corazones. Esto suele hacerse cuando el corazón del donante está algo dañado o cuando el del receptor todavía puede intentar recuperarse.
Consideraron que este hombre italiano no tenía tan mal su propio corazón, así que se procedió a conectar sus cámaras y vasos sanguíneos con los del corazón del donante. En definitiva, su pecho pasó a albergar dos corazones.
Aguantó 7 años con esa condición, pero finalmente uno de los dos órganos comenzó a fallar, dando inicio a un peligroso efecto dominó.
Doble ritmo irregular
Cuando el paciente llegó al hospital, su propio corazón latía con un ritmo irregular, mientras que el ritmo del corazón del donante era normal, pero algo más acelerado de lo habitual. El problema vino cuando la conexión entre los dos corazones terminó volviéndose en contra del órgano trasplantado. Este empezó a latir también irregularmente, hasta el punto de causar una pérdida del conocimiento del paciente.
Además, dejó de respirar y parecía que los dos corazones comenzaban a pararse. Fue necesario sacar el desfibrilador y someterlo a unas descargas que, por suerte, devolvieron el latido normal a sus corazones.
El paciente permaneció ingresado y, antes de recibir el alta, se sometió a una nueva operación. No para quitarle uno de sus corazones, sino para sustituir el marcapasos que aún tenía por un desfibrilador implantable.
El estudio en el que se informa este caso se publicó dos años más tarde. En ese momento, se señalaba que el paciente tenía buena salud. Han pasado 15 años y no tenemos más información al respecto; pero, al menos, sabemos que tuvo una segunda oportunidad. Y también una tercera. Todo gracias al fascinante poder de la ciencia.