El gobierno australiano ha enviado a un equipo de francotiradores a bordo de helicópteros para disparar a más de 700 koalas del Parque Nacional Budj Bim, al oeste de Victoria. El 20% del parque se quemó en un gran incendio forestal durante el pasado mes de marzo. Posiblemente haya muchos animales heridos y hambrientos por la pérdida de su hábitat. Por eso, se ha tomado la decisión de sacrificarlos con fines eutanásicos.
Así explicado puede parecer algo triste pero necesario. Sin embargo, los grupos de vida silvestre australianos han mostrado una preocupación que se ha extendido a científicos de todo el mundo. Muchos no ven justificable la decisión de disparar a los koalas, ya que difícilmente se puede cumplir lo que prometen. ¿Cómo saben qué animales están heridos y, por lo tanto requieren la eutanasia? ¿De qué manera se aseguran de que mueren por el disparo y no quedan más malheridos todavía? ¿Qué pasa si las hembras tenían crías en su bolsa? Todo eso no puede verse desde un helicóptero en movimiento.
Los grupos ecologistas han recordado que, si la situación se ha hecho tan preocupante para los koalas, ha sido también porque no se habían tomado medidas adecuadas antes. El parque incendiado es una de las que se conocen como islas de hábitat. Es decir, una región muy densamente poblada, con grandes concentraciones de animales de una misma especie compitiendo entre ellos por los recursos. Si ha llegado a convertirse en una de esas islas es porque está rodeado de zonas deforestadas en las que no tienen donde comer. Se han concentrado donde han podido sobrevivir por una mala gestión y, posiblemente, otra mala gestión les esté llevando a la muerte.
De las islas de hábitat a un saqueo difícil de justificar
La isla de hábitat del Parque Nacional de Budj Bim está rodeada de plantaciones comerciales de Eucalyptus globulus, una especie de eucalipto conocida como goma azul. A menudo, los koalas se extendían también por estos cultivos para pastar, de manera que la población no se encontraba tan concentrada en esa zona. El problema es que, cuando esas plantaciones se talan para la obtención de madera para construcción, los koalas se quedan de nuevo sin alimento y deben volver al Parque, creando nuevas islas de hábitat.


Las autoridades de Victoria han intentado disminuir esa superpoblación de koalas mediante traslados y esterilizaciones, pero no ha sido suficiente. Por eso, al producirse el incendio del pasado mes de marzo, las consecuencias para estos animales pudieron ser muy graves. Ese es el argumento con el que el gobierno australiano ha querido justificar las medidas de los francotiradores. ¿Pero es necesario?
Para empezar, el método no es el mejor para los koalas
Antes de decidir si esta medida se puede justificar, es importante recordar el método que se ha utilizado para sacrificar a los koalas. Francotiradores a bordo de helicópteros. No parece demasiado ético, pero de nuevo el gobierno da una justificación. Señalan que el terreno es rocoso y se encuentra muy dañado por el fuego, por lo que es muy difícil acceder.
El problema es que desde el aire, como ya hemos mencionado al principio, no es fácil saber qué koalas son elegibles. Supuestamente, se justifica la eutanasia cuando los animales han perdido dedos, tienen quemado más del 15 % de su cuerpo, o presentan neumonía o ceguera por el fuego. Quizás las quemaduras y los dedos se puedan observar desde el aire, aunque no de una forma idónea, desde luego. Saber si un ejemplar está ciego o con problemas respiratorios es mucho más complicado, por no decir imposible.
¿Qué se puede hacer entonces?
Este es un tema delicado. Es fácil decir que enviar francotiradores a disparar a los koalas parece una mala idea. ¿Pero cuál puede ser la solución entonces? En busca de una respuesta, en Hipertextual nos hemos puesto en contacto con Miguel Clavero, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana.
Nos ha explicado que, para empezar, esta noticia nos ha llegado porque los koalas son animales con mucha fama. No sabemos las medidas más o menos atroces que se llevarán a cabo con otras especies. Aunque lo cierto es que el uso concreto de francotiradores en helicópteros no sería factible con otras muchas especies. Clavero señala que los koalas son animales arborícolas y que eso hace viable detectarlos en un bosque quemado. Pero también se pregunta qué habrán hecho con otras especies de la zona, como los wallabies o los bandicuts. Si el terreno es demasiado inaccesible, estos animales se habrán dejado a su suerte. ¿Por qué los koalas no?


Dicho esto, para Clavero, la mejor opción habría sido justamente esa. Dejar que la naturaleza se adapte. “El fuego es una perturbación recurrente de esos sistemas y la fauna o la flora se apañan para coexistir con ella”, recuerda el experto. “Es más que probable que la población de koalas se derrumbe, porque tras el incendio habrá mucha mortalidad, pero a partir de los supervivientes y los inmigrantes los números volverán a recuperarse”. Además, el investigador de Doñana sostiene que podría incluso ser positivo para los koalas supervivientes, que se encontrarían con menos competidores dentro de su propia especie.
Entonces, ¿no se justifican los disparos? “Me parece bien aplicar una eutanasia, incluso una muerte por disparo, a animales que estén agonizando”, reconoce. “Pero eso de matar cientos de koalas desde distancias enormes es un despropósito”. Para él, es mejor dejar que la fauna responda como pueda a la perturbación. De hecho, hace una comparación con la que se entiende muy bien la situación.
“Cuando hay una crecida gigantesca en un río no nos preguntamos qué tenemos que hacer con los peces y cangrejos que han sido arrastrados aguas abajo. Pues, en general, lo mismo con la fauna de zonas quemadas”.
Miguel Clavero, investigador en Doñana
No hay soluciones perfectas
Podríamos pensar que lo ideal sería llevar a todos esos koalas a refugios, pero lo cierto es que son muchos y, según Clavero, no sería muy viable. Tampoco cree sencilla la opción que proponen algunos grupos de aprovechar los helicópteros para lanzarles alimento. Finalmente, con esa medida, el resultado sería similar. Es una pena que no haya una opción idónea en la que no fallezca ningún animal. Pero resulta todavía más triste que se tengan que tomar medidas tan drásticas por una situación que, hasta cierto punto, habría podido prevenirse. Si tenemos que quedarnos con algo de esta noticia, que sea con esa reflexión.