Con su combinación de thriller de suspenso, trama compleja y personajes memorables, la primera temporada de El agente nocturno sorprendió en su estreno en 2023. En especial, por lograr que lo que parece una premisa sencilla, tuviera más capas y dimensiones de las que podía esperarse. La historia sigue a Peter Sutherland (Gabriel Basso), un agente del FBI de bajo nivel que se encuentra de pronto en medio de una conspiración. Mucho más, a punto de descubrir que en la Casa Blanca — en cuyo sótano trabajó por años — esconde más secretos y peligros de los que supone.
La segunda temporada de El agente nocturno, retoma el testigo casi en el mismo punto, para volver a explorar en un escenario tenebroso. En esta ocasión, el guion de Shawn Ryan y Imogen Browder, toma mayores elementos de la novela homónima de Matthew Quirk en la que se basa el argumento. De modo, que la atmósfera de tensión y paranoia, es mucho mayor. En especial, porque Peter — que casi murió en la entrega anterior — debe enfrentarse a un giro delicado. Ahora, como agente nocturno a pleno derecho y en activo, investiga en secreto problemas de seguridad nacional. Algo que le llevará a encontrar una fisura importante, no solo en la estructura de poder del gobierno norteamericano. También, en su círculo más cercano.
La nueva entrega, además, mantiene la percepción que cualquiera puede ser un enemigo. Por lo que Peter, que ya en la primera sufrió en carne propia las consecuencias de confiar a ciegas, es mucho más cuidadoso y precavido. El primer y segundo episodio de temporada, dedica tiempo a mostrar esa consistente evolución en el personaje. A la vez, que todo lo que aprendió durante su huida desesperada junto a Rose (Luciane Buchanan), resulta de inestimable valor para ahora, tratar de entender la conspiración a su alrededor.
El agente nocturno: una nueva misión con viejos conocidos


La segunda temporada de El agente nocturno, retoma la acción diez meses después del final de la primera. Como se recordará, Peter y Rose lucharon juntos a brazo partido, para encontrar al infiltrado en medio de las altas esferas gubernamentales estadounidenses. Algo que incluyó, repasar la línea de mando y comprobar la lealtad tanto de los superiores inmediatos de Peter, como el entorno de Rose. Por entonces, una CEO de una importante compañía de la industria tecnológica. Con el esfuerzo de ambos, no solo lo lograron, sino que demostraron la fragilidad de varias de las instituciones del país.
Por lo que en esta ocasión, tanto Peter como Rose, tendrán que replantearse lo aprendido. Por un lado, él ya no es el mismo agente torpe cuya única función era contestar llamadas en el sótano de la Casa Blanca. Convertido en un agente curtido, es el primero en notar que hay una grieta en la confidencialidad en las comunicaciones, que apunta directamente a agentes de la CIA. Pero la existencia de un espía, implica más que una traición al país, una idea ya de por sí bastante grave. También, que al menos hay un grupo de funcionarios de alto nivel, que conocen la existencia del topo y lo que puede hacer.


La serie dedica buena parte de sus primeros episodios, a narrar la forma en que Peter casi resulta víctima en medio de una misión encubierta y termina por descubrir la filtración de datos. Un giro que permite calcular cuán grave es la violación a la seguridad gubernamental. De la misma forma que en su primera temporada, la serie es cuidadosa al plantearse un terreno político lleno de dobles mensajes y tramposo por necesidad. Peter tendrá que enfrentar la posibilidad que esta vez, el individuo que se hace pasar como funcionario, no sea solo una pieza suelta, sino un miembro de una operación más grande y complicada.
Una segunda temporada que crece y se hace más interesante


De modo que El agente nocturno se hace más ambiciosa en su propuesta y más amplia en el alcance de su reflexión sobre el poder. Esta vez, no se trata de dos desconocidos anónimos luchando por sobrevivir. En su lugar, Peter adquiere una nueva importancia gracias a su experiencia y en particular, por reconocer las señales que pueden indicar un conflicto de confidencialidad crítico. Y si bien, el personaje continúa teniendo un papel secundario dentro de la escala de poder de la agencia a la que pertenece, el guion brinda mayor interés a su capacidad, inteligencia e integridad.
Algo semejante ocurre con Rose. La evolución del personaje es obvia, en el sentido que el guion explora en la mujer que es más allá de la emergencia y de la urgencia por sobrevivir. Uno de los puntos más interesantes de la serie, es evitar repetir el escenario en que ambos personajes no tuvieron otro remedio que confiar el uno en el otro. Eso, sin conocerse lo suficiente o estar seguro de las motivaciones que podrían esconder en medio de una situación crítica.


El agente nocturno es especialmente brillante, al reconocer que la química entre sus personajes fue esencial para el éxito de la primera entrega. Así que la explora de formas nuevas y en especial, con mayor profundidad que solo una vertiginosa relación de pura adrenalina. Tanto Peter como Rose, vuelven más complejos y buena parte del argumento deja entrever, que la asociación entre ambos, comienza a dar sus frutos. Eso, más allá del breve beso que compartieron en el final de temporada de la entrega inicial.
Un relato que puede volverse predecible


Pero a pesar de sus virtudes, El agente nocturno se encuentra con el escenario de repetirse a sí misma en su cierre. De nuevo enfrentados al peligro, la complejidad pausada que la trama intentó brindar a su pareja protagonista, termina por perder fuelle. Mucho más, cuando todos los elementos de la trama, parecen conducirles a un final que guardas evidentes paralelos con el anterior.
Con todo, la serie de Netflix logra demostrar que su combinación de intriga política y acción todavía puede dar mucho más de lo que hasta ahora mostró. Algo que queda claro para su final de temporada, que anuncia más historias y como no, una nueva complicidad en Peter y Rose. Un giro quizás no del todo original, pero lo suficientemente bien narrado como para resultar satisfactorio.