Llega el verano y todos nos volvemos locos por un chapuzón en la piscina o en la playa. Con este calor, es casi un acto de supervivencia. Sin embargo, si hay algo que también suele acompañar a esta época cada año son sin duda los mitos sobre las piscinas públicas. Muchos de ellos nos los decían nuestras madres y abuelas de pequeños. Otros son algo más modernos, pero todos pueden hacernos temer cosas que en realidad no sucederán nunca.
Aunque hay que tener cuidado, pues hay ideas sobre las piscinas públicas que a veces se conciben como mitos y sí que son reales. Es importante que las tengamos en cuenta para que podamos refrescarnos de forma segura y, ¿por qué no?, también sin miedo.
Seguro que ya te esperas algunos de los datos sobre piscinas que vas a leer en este artículo, pero otros quizás sí que te sorprendan. Vamos con ello y, como no podía ser de otra manera, empezaremos con el mito veraniego más extendido de la historia.
No, no se te cortará la digestión si te bañas después de comer
El corte de digestión no existe, son los padres. Literalmente, porque a menudo ha sido una forma de mantener a los más pequeños alejados del agua durante la hora de la siesta. “Acabas de comer, espérate un par de horitas”.
La cuestión es que si nos bañamos después de comer en principio no tiene por qué pasarnos nada. En cambio, sí que puede ser peligroso meternos muy rápido en el agua fría cuando hace calor fuera, independientemente de si hemos comido o no.
Esto pasa por un fenómeno conocido como hidrocución. Cuando experimentamos un cambio súbito de temperatura, los vasos sanguíneos se contraen rápidamente para intentar contener el calor que aparentemente estamos perdiendo. Como consecuencia, la sangre no puede llegar adecuadamente al cerebro, por lo que se producen mareos y vómitos.
Es posible que también se pierda la consciencia, por lo que pueden darse ahogamientos. En los casos más graves, podría producirse la muerte. Por eso, debemos dejar de hablar de corte de digestión en las playas y piscinas y hablar más sobre la hidrocución. Lo importante es, si hace mucho calor fuera, meternos en el agua muy despacio, mojándonos progresivamente. No importa si hemos comido o no, esa es la precaución que debemos tomar siempre. Lo demás solo son mitos.


El pelo no se te pone verde por el cloro de las piscinas públicas… pero sí puede ponerse verde
Puede que alguna vez hayas escuchado eso de que las personas rubias deben tener cuidado en la piscina, porque el pelo se les puede poner verde por el cloro. Esto no es cierto en el sentido de que la culpa, al menos directamente, no es del cloro. Pero ni es totalmente falso ni el cloro está totalmente fuera de la ecuación.
Y es que este producto vuelve el pelo más seco, por la pérdida de los aceites que lo recubren, y poroso. A su vez, esa porosidad lo deja a merced de absorber otros productos empleados en las piscinas, como los antialgas, que sí tienen un color verdoso. Por otro lado, el cobre, procedente de las tuberías, también puede provocar esta coloración al reaccionar con el cabello.
No, el agua de las piscinas públicas no cambia de color si te orinas dentro
Este es un mito extendido por pura higiene. Se hizo circular para que las personas que se bañan en piscinas públicas no cometan este acto, demasiado habitual a veces. La realidad es que las sustancias que se generan cuando la orina reacciona con el cloro, llamadas cloraminas, no tienen ningún color detectable. Pero ojo, porque sí que son preocupantes y se relacionan con otros mitos.
Tus ojos no se ponen rojos por el cloro
Las cloraminas que se forman cuando el cloro reacciona con sustancias nitrogenadas, como la orina o el sudor, pueden irritar los ojos, causando enrojecimiento. Por lo tanto, no es el cloro el que nos causa este efecto, sino las cloraminas. Pero eso no es todo. También pueden irritar la nariz y las vías respiratorias, causando síntomas como tos o rinitis. Por este motivo, no solo debemos evitar orinar en las piscinas. También es importante ducharse antes de entrar.
El olor a cloro de las piscinas no significa que estén más limpias
En realidad, ese olor tan fuerte y característico que percibimos a veces en las piscinas públicas no procede del cloro, sino de las cloraminas. Por ese motivo, cuando huele muy fuerte no es una señal de limpieza, sino de suciedad. Indica que hay demasiados compuestos nitrogenados en el agua y que esta necesita más limpieza.


Bonus: Mitos sobre piscinas que me niego a desmentir detalladamente
No, no te vas a quedar embarazada al bañarte en una piscina. A estas alturas, quiero confiar en la humanidad y pensar que nadie se lo pregunta. Pero, por si acaso, ahí va la aclaración.