Héctor Andrés Obregón Pérez - Monedas digitales; Transformando el panorama de la economía global - FOTO

DAT.- La irrupción de las monedas digitales ha marcado un punto de inflexión en la historia económica, redefiniendo no solo la forma en que se concibe el dinero, sino también su impacto potencial en la economía global. Más allá de las criptomonedas descentralizadas como Bitcoin o Ethereum, el concepto abarca también las monedas digitales de bancos centrales (CBDC) y los sistemas de pago digital innovadores. Esta evolución tecnológica promete eficiencias sin precedentes, pero también plantea desafíos regulatorios y socioeconómicos que están siendo activamente debatidos por gobiernos, instituciones financieras y empresas alrededor del mundo.

Explica Héctor Andrés Obregón Pérez que, originalmente percibidas como un nicho tecnológico, las monedas digitales han ganado tracción y legitimidad, impulsando a los actores tradicionales a reconsiderar sus modelos operativos. Su influencia se extiende a la inclusión financiera, la velocidad y el costo de las transacciones transfronterizas, la política monetaria e incluso la estabilidad del sistema financiero. A medida que más naciones exploran la emisión de sus propias CBDC y las criptomonedas continúan ganando adopción, se vislumbra un futuro donde el dinero fiduciario convivirá y, en algunos casos, se integrará con sus contrapartes digitales.

Impacto en la eficiencia y la inclusión financiera

Una de las promesas más significativas de las monedas digitales radica en su capacidad para mejorar la eficiencia de los sistemas de pago. Las transacciones digitales, especialmente aquellas basadas en tecnología blockchain, pueden procesarse de manera casi instantánea y a un costo significativamente menor que los métodos tradicionales, que a menudo implican múltiples intermediarios y tarifas elevadas.

Esta eficiencia es particularmente relevante para las remesas transfronterizas, un salvavidas económico para millones de familias en países en desarrollo. La reducción de costos y tiempos en estas transferencias podría liberar miles de millones de dólares anualmente, inyectando liquidez directamente en economías emergentes.

Asimismo, las monedas digitales tienen el potencial de impulsar la inclusión financiera a una escala global. Cerca de 1.7 mil millones de adultos en el mundo no tienen acceso a servicios bancarios formales. Las soluciones de dinero digital, especialmente aquellas accesibles a través de teléfonos móviles, pueden ofrecer una vía para que estas poblaciones accedan a servicios financieros básicos como pagos, ahorros y créditos.

Esto no solo empodera a los individuos, sino que también estimula el crecimiento económico al integrar a más personas en la economía formal, fomentando la creación de pequeñas empresas y el desarrollo local. La posibilidad de realizar microtransacciones eficientes abre nuevas avenidas para modelos de negocio y servicios que antes eran inviables.

Desafíos y consideraciones globales

A pesar de sus prometedores beneficios, la expansión de las monedas digitales no está exenta de desafíos significativos. La regulación es uno de los mayores obstáculos. La naturaleza descentralizada y global de muchas criptomonedas dificulta la supervisión y la aplicación de leyes, lo que genera preocupaciones sobre el lavado de dinero, la financiación del terrorismo y la protección del consumidor.

Los gobiernos y los organismos internacionales están trabajando para desarrollar marcos regulatorios que permitan la innovación sin comprometer la estabilidad financiera ni la seguridad. La interoperabilidad entre diferentes monedas digitales y sistemas de pago es otro reto crucial para garantizar un ecosistema financiero cohesionado.

Además, la adopción masiva de monedas digitales plantea interrogantes sobre la política monetaria y la estabilidad financiera. Las CBDC, por ejemplo, podrían alterar el papel de los bancos comerciales, afectando la intermediación financiera y la transmisión de la política monetaria. La volatilidad inherente a muchas criptomonedas también presenta riesgos para los inversores y la economía en general si no se gestiona adecuadamente.

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Finalmente, la brecha digital y la alfabetización financiera son factores que deben abordarse para asegurar que los beneficios de las monedas digitales sean equitativos y no exacerben las desigualdades existentes. La infraestructura tecnológica y el conocimiento necesario para utilizar estas nuevas formas de dinero deben ser accesibles para todos.

A medida que las economías se adaptan a esta nueva era digital, la colaboración entre el sector público y privado será esencial para construir un futuro financiero más inclusivo, eficiente y resiliente.

(Con información de Héctor Andrés Obregón Pérez)

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