A veces, un fármaco que se había ideado contra una enfermedad podría convertirse en la primera herramienta realmente útil contra otra. Ha pasado numerosas veces a lo largo de la historia de la farmacología y posiblemente ocurrirá muchas más. De hecho, una de ellas podría derivar en la obtención de un tratamiento contra el párkinson que ya se encuentra en las farmacias desde hace tiempo. 

Se trata de nivolumab/relatlimab, un medicamento que normalmente se usa para el tratamiento del melanoma. Según descubrió el año pasado un equipo de científicos de la Universidad Johns Hopkins, este fármaco inhibe una proteína que también tiene un papel importante en el desarrollo del párkinson. Por eso, podría usarse como tratamiento.

Eso sí, antes de considerar este medicamento como un tratamiento contra el párkinson, es importante realizar muchas pruebas. La primera, realizada hace ahora un año, consistió en analizar los cerebros de ratones modificados genéticamente para no portar algunas de las proteínas relacionadas tanto con la enfermedad como con el fármaco.

Para la segunda, de la que aún no se han publicado resultados, se planeó usar directamente modelos de ratón con enfermedades como el propio párkinson o el alzhéimer. Después, si todo va bien, quizás llegarían los ensayos clínicos en humanos. La parte positiva es que se trata de un medicamento que ya ha pasado por ensayos clínicos para tratar otra enfermedad, por lo que algunos pasos serían más cortos.

Proteínas que intoxican las neuronas

El párkinson es una enfermedad poco conocida para lo mucho que se ha estudiado. Aún hay muchas incógnitas sobre cómo se origina, aunque algo que está claro es que en todos los pacientes hay una gran cantidad de alfa sinucleína mal plegada en sus células nerviosas.

Esta es una proteína que normalmente ayuda a que las neuronas se comuniquen entre sí, pero, mal plegada, puede ser muy dañina para ellas. Inicialmente esto podría no ser un inconveniente, ya que esa alfa sinucleína mal plegada no tiene la capacidad de penetrar en las células y transportarse de unas a otras. El problema es que hay dos proteínas que le echan una mano: la Lag3 y la Aplp1. En un principio se pensó que solo lo hacía la primera, pero también se vio que, si se inhibía, la alfa sinucleína seguía extendiéndose por las neuronas. Eso significaba que debía tener una proteína que le ayudaba. Fue así como surgió la investigación que llevó a descubrir el papel de la Aplp1 en esta enfermedad.

células madrecélulas madre
De momento toda la investigación se ha hecho en ratones.

Los autores del estudio que se publicó el año pasado pensaron que este conocimiento podría empujar al desarrollo de un tratamiento contra el párkinson. Para ver si estaban en lo cierto, recurrieron a ratones modificados genéticamente para no codificar Lag3, Aplp1 o ninguna. Vieron que ambas reducían el transporte de alfa sinucleína por separado, pero el efecto era especialmente bueno cuando se unían ambas. En ese caso, penetró un 90 % menos de esta proteína mal plegada en las células nerviosas.

¿Cuál sería el tratamiento contra el párkinson?

El fármaco contra el melanoma mencionado anteriormente inhibe solo Lag3. Sería esperable, por lo tanto, que redujese solo un poco el transporte de proteínas dañinas. Sin embargo, al probarlo en ratones se vio que también actúan sobre la interacción de Lag3 con Aplp1. Eso significa que inhibir una también afecta a otra. Podría ser un buen tratamiento contra el párkinson.

Ahora solo queda saber cuándo podrán iniciarse los ensayos clínicos en humanos. Cabe destacar que siempre ha existido la duda de si las alfa sinucleínas mal pegadas son una causa o un síntoma del párkinson. Para saberlo con seguridad no basta con usar ratones que no contengan un gen concreto. Hacen falta análisis como el que se realizará en modelos animales de laboratorio. Ojalá pronto tengamos resultados tan optimistas como los primeros sobre este tratamiento contra el párkinson. 


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