Sobran motivos para controlarse con el alcohol en Navidades. Pero, sin duda, si nos hablan de algo conocido como síndrome del corazón festivo, es lógico que nos asustemos un poco más. Este es un término que se acuñó en la década de 1970 para hacer referencia a “una alteración aguda del ritmo cardiaco y/o de la conducción asociada al consumo excesivo de etanol en una persona sin otras evidencias clínicas de cardiopatía”. En definitiva, alguien sin problemas del corazón, experimenta arritmias después de beber alcohol.
El cardiólogo que lo describió, Philip Ettinger, vio que estos casos se daban normalmente después de los fines de semana o en fiestas como la Navidad y, sobre todo, la Nochevieja. Inicialmente no se dio importancia a sus hallazgos, pero en 2013 un equipo de científicos brasileños publicó una revisión de la literatura científica en la que se encontraba un patrón que, efectivamente, podría describir el síndrome del corazón festivo.
Ahora bien, ¿cambia algo saber la existencia de este síndrome a la hora de tomar precauciones? Quizás sí. Por algún motivo, parece que todo nos asusta más si le ponemos un nombre rimbombante. Sin embargo, no debería ser necesario conocer el síndrome del corazón festivo para saber que, al contrario de lo que dicen algunas personas, el alcohol es muy peligroso para el corazón. Algunas bebidas, como el vino, contienen sustancias beneficiosas en este sentido, pero los efectos perniciosos del alcohol son muy superiores.
De la resaca al síndrome del corazón festivo
Cuando bebemos alcohol, este debe metabolizarse. Esto significa que en algunas de nuestras células se llevan a cabo reacciones químicas que ayudan a descomponerlo. El órgano en el que se llevan a cabo la mayoría de estas reacciones es el hígado. La metabolización es importante, porque el alcohol es muy tóxico. Lamentablemente, en el proceso de descomposición se forma un producto, llamado acetaldehído, que es si cabe más tóxico. La parte positiva es que este se mantiene muy poco tiempo en nuestro organismo. Sin embargo, solo con ese breve contacto ya podemos experimentar su toxicidad a través de lo que se conoce como resaca.
Esta incluye dolor de cabeza, cansancio, náuseas, dolor de estómago, boca seca y otros muchísimos síntomas. Algunas personas, además, experimentan taquicardias. Lo achacan a la resaca y, en realidad, podría considerarse como tal, pues no deja de ser una consecuencia más de esa intoxicación. Sin embargo, para Ettinger era suficientemente relevante como para darle un nombre por separado: el síndrome del corazón festivo.
¿Por qué se produce?
Hay varios motivos por los que el alcohol puede desencadenar el síndrome del corazón festivo. En la revisión de 2013 se señalan varios de ellos. Por un lado, puede ser a causa de la toxicidad del alcohol sobre el músculo que reviste el corazón. Esto, lógicamente, podría afectar al ritmo cardíaco. También es posible que se deba a la toxicidad que se genera sobre algunas glándulas encargadas de liberar hormonas que intervienen en el correcto funcionamiento del corazón. Por ejemplo, las glándulas suprarrenales.
Además, no podemos olvidar que en el sistema cardiovascular intervienen señales eléctricas que permiten el funcionamiento del corazón. Estas son las que se miden mediante un electrocardiograma, por ejemplo.
Estas señales eléctricas tienen varios sistemas de control, entre las cuales se encuentra el trasvase de iones de sodio y calcio a través de canales ubicados en las células. Se ha visto que el alcohol puede inhibir la apertura de estos canales, de manera que el ritmo cardíaco se ve alterado.
¿Es peligroso el síndrome del corazón festivo?
Generalmente los síntomas del síndrome del corazón festivo remiten pocas horas después de la abstinencia sin necesidad de tratamiento. No suele acarrear complicaciones. No obstante, en personas de edad avanzada o con problemas cardíacos estas arritmias sí que pueden llegar a ser peligrosas. Además, no dejan de ser una señal de que hemos bebido demasiado y el exceso de alcohol es peligroso por otros muchos motivos.
La insistencia en buscar síndromes por todas partes
Un síndrome se define como un conjunto de síntomas que se experimentan en conjunto y cuyo origen y tratamiento no son necesariamente conocidos. No es sinónimo de enfermedad, pues una enfermedad tiene unos límites mucho más definidos.
Pero incluso el síndrome tiene una definición que no vale para todo. En los últimos años se ha puesto de moda bautizar todo como si fuese un síndrome para aumentar la atención de la población. Pasó por ejemplo tras los confinamientos de la pandemia de COVID.19, cuando se empezó a hablar de síndrome de la cabaña, a pesar de que ese miedo al exterior es algo lógico después de mucho tiempo entre cuatro paredes y no debería considerarse como un “síntomas”.
En el caso del síndrome del corazón festivo, tampoco está tan claro que se pueda definir como tal. Sí, hay síntomas. Pero no dejan de tener su origen en el alcohol, igual que la resaca. Es un solo síntoma cuyo origen se conoce, pero no es patológico.
Eso no quiere decir que no debamos prevenirlo. Da igual si se bautiza como síndrome, enfermedad o de ninguna de las maneras. Beber alcohol es peligroso a muchos niveles y, lógicamente, la aparición de taquicardias no es algo bueno. Recuerda esto si ves que te vas a pasar de la raya en estas fiestas.