La endometriosis no tiene cura. Hay tratamientos específicos para el dolor y terapia hormonal para minimizar otros síntomas. También puede operarse, pero no se garantiza la desaparición de la enfermedad. Por eso, es interesante la búsqueda de formas sencillas de aliviar los síntomas a través de cambios de hábitos. En esa línea, se ha visto que cuidar la dieta en casos de endometriosis puede ser beneficioso en muchas pacientes. Esto no significa comer menos, sino minimizar ciertos alimentos y reforzar el consumo de otros.

Hay muchos estudios que demuestran estos beneficios. El más reciente, publicado por científicos de la Universidad de Edimburgo, es la encuesta más amplia que se ha realizado hasta la fecha en materia de dieta y endometriosis. Se ha entrevistado a más de 2.500 pacientes, procedentes de 51 países, sobre sus hábitos alimentarios. Así, se ha visto que hay cuatro grupos de alimentos que pueden aumentar la sintomatología, por lo que es recomendable disminuir su consumo.

Estos son las bebidas con cafeína, los lácteos, los alimentos con gluten y el alcohol. También se tuvieron en cuenta los alimentos procesados, en general. De todos modos, otros estudios anteriores apuntan hacia otras sustancias que se deben aumentar o disminuir en la dieta de personas con endometriosis. Así, aunque la enfermedad siga sin tener cura, la calidad de vida de las pacientes puede ser mucho mejor. 

La endometriosis merece mucha más atención

La endometriosis es una enfermedad que se caracteriza por el crecimiento de tejido endometrial fuera de la cavidad uterina. El endometrio es un tejido que recubre el interior de las paredes del útero y se engrosa durante el ciclo menstrual para acoger al embrión en caso de que se produzca un embarazo. Si esto no ocurre, ese engrosamiento se descama, dando lugar a la menstruación. Todo esto, lógicamente, ocurre en respuesta a las hormonas. Sobre todo, el engrosamiento lo propician los estrógenos. Por eso, cuando los estrógenos aumentan, también se engrosa ese endometrio que ha crecido erróneamente fuera de su lugar.

Como consecuencia, ocurren menstruaciones muy dolorosas, con hemorragias intensas. Pero eso no es todo, también puede darse dolor durante las relaciones sexuales o al ir al baño. Todo eso sin contar los síntomas gastrointestinales, los manchados entre ciclos, la fatiga o, en algunos casos, la infertilidad. 

Aproximadamente 1 de cada 10 mujeres en edad reproductiva padecen endometriosis. Según datos de la OMS, equivale a 190 millones de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, es una enfermedad a la que no se da suficiente importancia. Su desatención es tan grande que, de media, se tarda entre 10 y 12 años en diagnosticar. Muchas mujeres no buscan ayuda, porque la sociedad nos ha hecho creer tradicionalmente que es normal que la regla duela. Si te quejas, eres una exagerada. Es lógico que haya personas que tengan miedo de verbalizar ese dolor en una consulta médica. Y lo peor es que a veces sí lo verbalizan, pero directamente no se las toma en serio. Por eso se tarda tanto en diagnosticar.

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Parches de endometrio fuera de la cavidad uterina. Crédito: Freepik

Afortunadamente, cada vez hay más sensibilización con este tema y esta discriminación va disminuyendo poco a poco. Eso, también, lleva a que se preste atención a los propios hábitos de las pacientes, con el objetivo de ayudarles a reducir sus síntomas. El conjunto de dieta y endometriosis es un objetivo de estudio muy importante en ese aspecto. ¿Pero qué es lo que se debe tener en cuenta?

Los mejores cambios de dieta con endometriosis

Los estudios realizados sobre dieta y endometriosis suelen coincidir en varios factores. Por ejemplo, se ha visto que la reducción del consumo de grasas y el aumento del consumo de fibra disminuyen la concentración de estrógenos, disminuyendo también los síntomas de la enfermedad. Además, se ha observado que el consumo regular de carne aumenta el riesgo de padecer endometriosis. Por ese motivo, no solo es aconsejable reducirlo en la dieta de personas con endometriosis. También en la de aquellas personas que la quieran prevenir.

Por otro lado, hay alimentos cuyo consumo no está tan extendido, que han demostrado controlar muy bien los niveles de estrógenos. Es, por ejemplo, el caso de las algas. Incluso hay suplementos, como los de vitamina C y E, que pueden ser un buen recurso en dietas para la endometriosis.

También se deben tener en cuenta los grupos de alimentos analizados en este último estudio. Al preguntar a las pacientes, los investigadores vieron que el 45% de las que reducían su consumo de gluten experimentaron una mejoría en sus síntomas. Ocurrió lo mismo con el 45% de las que redujeron los lácteos, el 43% de las que tomaron menos cafeína y el 53% de las que consumieron una menor cantidad de alcohol.

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La dieta es muy importante en estas pacientes. Crédito: freepik

Esta forma de analizar los efectos de la dieta en la endometriosis es interesante, pues se demuestra que, por desgracia, no es una herramienta infalible. Si un 45% de las pacientes que tomaron menos gluten experimentaron una mejoría, significa que hubo un 55% que no notaron ese efecto. Aun así, es un porcentaje suficientemente alto para que valga la pena intentarlo. Sobre todo vale la pena si se cambian varios alimentos. Puede que a una paciente no le dé resultado disminuir el consumo de gluten, pero sí el de cafeína. Además, aumentar la fibra y disminuir las grasas siempre será bueno. 

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