Piensa en la imagen del agua cuando tiras de la cadena del retrete o cuando quitas el tapón de una bañera llena de agua. Visualiza ese remolino de agua e imagínate justo en medio. Aterrador, ¿verdad? Pues, desgraciadamente, estos remolinos pueden formarse de forma natural en masas de agua, como los ríos, y muchas de las personas que accidentalmente caen en su interior no viven para contarlo.
En IFLScience han publicado un artículo sobre este tema para concienciar sobre la importancia de usar chaleco salvavidas al realizar deportes de agua, como el kayak. Mencionan el ejemplo de Stuart Foulstone, un hombre que se vio dentro de un remolino de agua durante un viaje en balsa por el río Zambezi.
Por suerte, Stuart vivió para contarlo. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de otras muchas personas. Por eso, es importante prevenir, tanto con el uso de chaleco salvavidas como con una buena información previa sobre las corrientes del lugar en el que se realizará la actividad acuática.
¿Cómo se forma un remolino de agua?
La mayoría de remolinos se forman cuando dos corrientes opuestas chocan de frente. Al no poder seguir su curso con normalidad, se ven obligadas a girar una alrededor de la otra, formando esa estructura en espiral.
También puede formarse un remolino cuando el agua choca con un obstáculo, como una roca. Y, finalmente, si una cueva subacuática se desmorona, el agua rápidamente viaja hacia abajo para rellenar los huecos, dando lugar a un potente remolino. Este es el que más se puede comparar con el que se forma al quitar el tapón de la bañera.
El problema de estos fenómenos es que generan una gran succión, que se lleva hacia el fondo a cualquier objeto que caiga en su interior. Ese objeto debe ser de unas dimensiones adecuadas, claro. Un remolino de agua muy pequeño no puede absorber a un ser humano, pero uno grande sí que es capaz de hacerlo. De hecho, si es suficientemente grande podría incluso llegar a succionar un barco.
No te olvides del chaleco
Hay remolinos más o menos intensos, de modo que la profundidad hacia la que empujan los cuerpos que absorben y el tiempo que los mantiene atrapados es muy variable. En el caso de Foulstone, por ejemplo, los vídeos de su GoPro demuestran que estuvo sumergido durante 3 minutos y medio. Cayó al interior del remolino después de que la balsa en la que viajaba se volcara. Por suerte, llevaba chaleco salvavidas. Además, tuvo la precaución de mantener un remo en la mano, de modo que, mientras pudo, lo mantuvo en alto para que sus compañeros lo encontraran.
Dentro de que es imposible relajarse del todo, intentó mantener la calma, ya que si pataleaba y luchaba contra el agua perdería todo el oxígeno que le quedaba y muy probablemente no lograría vencer a la espiral. Afortunadamente, los remolinos pierden su intensidad al llegar abajo, de manera que una vez que chocó con el lecho del río Stuart pudo salir de aquella terrible espiral. Lo hizo ya inconsciente. Pero, afortunadamente, gracias al chaleco salvavidas pudo salir a la superficie, donde un compañero lo encontró flotando boca abajo y aún aferrado a su remo.
Es una historia aterradora, pero con final feliz. Era imposible que Stuart y sus compañeros supiesen lo que podría ocurrir, aunque sí que es cierto que hay lugares dónde los remolinos son más frecuentes, pues el movimiento constante y aleatorio de corrientes facilita que choquen dos en direcciones opuestas. Por eso, si vas a hacer deportes acuáticos, usa tu chaleco salvavidas, pero también infórmate sobre las corrientes de ese lugar. Si te puedes ahorrar la pesadilla, mejor que mejor.