En diciembre de 2015, 196 países firmaron el Acuerdo de París en el cual se comprometían a tomar las medidas necesarias para evitar que la temperatura global ascienda por encima de los 2ºC en comparación con los niveles preindustriales. De hecho, si era posible, el objetivo deberían ser los 1,5 ºC. Lamentablemente, el año pasado se superaron por primera vez los 1,5ºC y los expertos calculan que, si no se extreman aún más las medidas, será imposible cumplir el Acuerdo de París. Las consecuencias serán muchas y muy graves, pero una de las más terroríficas es el hecho de que un tercio de la superficie terrestre del planeta será inhóspita para las personas mayores de 60 años. 

Es la conclusión de un estudio publicado recientemente en Nature Reviews Earth and Environment de la mano de un equipo de científicos de varios centros de investigación británicos y estadounidenses. En dicho estudio han analizado las muertes por calor que se han dado en los distintos puntos del planeta, cómo han ido evolucionando a medida que avanza el cambio climático y en qué medida afectan a las personas mayores de 60 años.

Es bien sabido que los ancianos son más sensibles al calor. Pero no estamos hablando de personas demasiado mayores, sino de adultos que en la mayoría de casos pueden tener una gran calidad de vida siempre que tengan un lugar para llevarla a cabo. Por eso es tan terrorífico este dato. 

Los efectos de las olas de calor sobre la salud

Los seres humanos somos animales homeotermos. Eso significa que somos capaces de mantener una temperatura corporal más o menos constante independientemente de la temperatura ambiental. No importa si ahí fuera hay 0ºC o 40ºC. En la medida de lo posible, nuestro cuerpo se mantiene entre los 36ºC y los 37ºC. 

En el caso del calor ambiental, esto es posible gracias a nuestros sistemas de refrigeración corporal que incluyen varios fenómenos. El más importante es la sudoración, que consiste en la liberación a través de la piel de un líquido compuesto mayormente por agua. Una vez en la superficie corporal, este se evapora. Para que el agua pase de estado líquido a gaseoso necesita calor, por lo que lo extrae del cuerpo, disminuyendo su temperatura. Todo esto ocurre paralelamente a una dilatación de los vasos sanguíneos, especialmente aquellos más cercanos a la superficie de la piel. Así, se favorece que fluya más sangre, de modo que haya más calor para extraer a través del sudor. Ambos  fenómenos trabajan en conjunto.

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La humedad puede complicar la sudoración. Crédito: Andres Ayrton (pexels)

Desgraciadamente, cuando el calor es demasiado elevado estos mecanismos no dan abasto. Por eso, la temperatura corporal se eleva por encima de límites a los que nuestro cuerpo no está adaptado. Además, la dilatación de los vasos sanguíneos puede causarnos una bajada de tensión grave y la sudoración excesiva puede causar deshidratación. Para colmo, si el ambiente es muy húmedo, el sudor no puede evaporarse, pues el aire está ya demasiado cargado de humedad, de manera que tampoco se logra una refrigeración eficiente.

Todo esto conduce a los famosos golpes de calor, que pueden ser mucho más peligrosos en niños y personas mayores, ya que sus sistemas de refrigeración pueden estar algo más debilitados. Los mayores de 60 años ya pueden empezar a sufrir las consecuencias, aunque cuanto mayores sean y más dañada tengan su salud, más graves serán estas.

¿Qué pasa actualmente con las personas mayores de 60 años?

Se calcula que el calor mata al menos a medio millón de personas al año. Sin embargo, la OMS alerta que esta cifra debe estar muy subestimada y que podría ser 30 veces mayor. En lugares como África o el sur de Asia las temperaturas son tan elevadas que puede que muchas personas mueran por el calor, pero no se registren como tal. También puede que en algunos casos no se conozca que la causa real haya sido esa.

En el estudio actual se calcula que entre 1994 y 2023 el aumento de las temperaturas y la humedad ha llevado a que el 2% de la superficie terrestre mundial sea peligrosa para las personas mayores de 60 años. Además, se ha comprobado que ese 2% se ha alcanzado rápidamente en los últimos años. Y también que, a medida que se calienta el planeta, se hace más inhóspito. 

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Las personas mayores de 60 años pueden tener calidad de vida si encuentran donde vivirla. Crédito: Cristina Gottardi (Unsplash)

De hecho, según sus simulaciones, si se llegan a pasar los 2ºC globales será un tercio de la superficie terrestre mundial la que ya no pueda albergar a estas personas mayores de 60 años. Una cantidad aún mayor será inhóspita para los más ancianos. 

Según la OMS, para 2030 1 de cada 6 personas en todo el mundo serán mayores de 60 años. Por eso, estos datos son de lo más preocupantes.

Si las personas mayores de 60 años tampoco se preocupan, ¿quién lo hará?

Actualmente, una de las personas mayores de 60 años más influyentes del mundo, Donald Trump, ha comenzado los trámites para que Estados Unidos abandone el acuerdo de París. Algunos de los magnates que se encuentran detrás de las compañías más contaminantes, como Jeff Bezos o Amancio Ortega, superan también esa edad. Elon Musk está a solo 7 años de llegar hasta ella. Es cierto que el dinero puede permitirle a una persona vivir donde quiera. Sin embargo, a medida que esto empeore habrá menos lugares a los que huir.

Jeff Bezos, CEO de Amazon y Blue OriginJeff Bezos, CEO de Amazon y Blue Origin
Jeff Bezos también tiene más de 60 años ya. Crédito: Felixtz

Vale la pena que todos nos preocupemos por lo que está pasando. Pero sobre todo debería dolerle a quienes ya han superado o se acercan a su sexta década. Porque puede que a ellas no les toque, pero pueden imaginar lo que sentirán quienes lleguen detrás cuando tengan su edad y no encuentren un lugar en el que vivir.

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