Los productos altos en proteínas están de moda desde hace bastante tiempo. Cada vez más supermercados incluyen algunas opciones en sus lineales. La mayoría suelen ser lácteos, desde yogures hasta briks de leche. Sin embargo, puede haber otras muchas opciones. De hecho, ese es el caso de la nueva gama de productos altos en proteínas de Lidl. En ella podemos ver flanes, pudines, kefir de sabores, leche, bebidas vegetales, tortillas de trigo, muesli y mucho más. Se ofrecen como una gran opción para deportistas, por su alto contenido en proteínas. Pero, como ocurre normalmente con este tipo de productos, la mayoría de consumidores lo adquieren simplemente como alimentos saludables. Ahora bien, ¿realmente lo son?

He estado en un Lidl ojeando las etiquetas de algunos de sus productos altos en proteínas. Concretamente he revisado el kéfir, la bebida vegetal de vainilla, el muesli, las tortillas de trigo, el flan, el queso ricotta y el pudin de vainilla. 

Es cierto que el contenido en proteínas es alto. De hecho, está indicado en letras grandes en el etiquetado. También suelen señalar que son bajos en grasas o sin azúcar añadido. Todos estos son reclamos muy habituales en la industria alimentaria, pero que normalmente se utilizan para desviar la atención del hecho de que no son tan saludables como otras opciones que, para colmo, son mucho más baratas. Veamos si ocurre lo mismo con los productos altos en proteínas de Lidl.

Productos altos en proteínas y sin azúcar, pero con muchos edulcorantes

La mayoría de estos productos rezan en letras grandes la ausencia de azúcares añadidos. De hecho, si miramos la tabla nutricional, el contenido en azúcar suele ser muy bajo. Sin embargo, al mirar la lista de ingredientes vemos que la mayoría suelen tener no uno, sino varios edulcorantes. Por ejemplo, maltitol, lactitol, sucralosa y acesulfamo K. 

Los dos primeros son polialcoholes. Estos son carbohidratos, igual que la glucosa. Reciben ese nombre porque cuentan con el grupo OH que define a una sustancia como alcohol, pero están bastante alejados químicamente del etanol. Vamos, que los polialcoholes no emborrachan, ni mucho menos.

Los polialcoholes se encuentran naturalmente presentes en algunos vegetales, aunque los que se usan como edulcorantes se suelen sintetizar artificialmente. 

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Se recomienda, si es posible, no exceder el consumo de 15 gramos de azúcar al día. Crédito: Daniel Kraus (Unsplash)

Aunque son carbohidratos, como la glucosa, presentan una gran diferencia. Y es que, si bien toda la glucosa es absorbida por las células para obtener energía, los polialcoholes no se absorben por completo. Este es el motivo por el que aportan menos calorías que el azúcar. Para las personas que consideran que la clave de la salud es contar calorías puede parecer que esta es una gran ventaja. Pero está más que comprobado que, en realidad, eso es lo de menos.

Aun así, los polialcoholes presentan otras ventajas frente a la glucosa o la sacarosa. Por ejemplo, tienen un índice glucémico más bajo, por lo que no generan los temidos picos de glucosa en sangre. Tampoco reaccionan con las bacterias de la boca, de modo que no producen caries del mismo modo que el azúcar de mesa. Todo esto suena genial. El problema es que, precisamente por no poder absorberse por completo, también se relacionan con varios perjuicios.

Los más evidentes son los problemas digestivos, que aparecen prácticamente siempre si se consumen en cantidades elevadas. No obstante, hay personas más sensibles que desarrollan esos problemas con cantidades mucho más reducidas de polialcoholes. 

También se ha asociado que el consumo de algunos polialcoholes, como el xilitol, puede propiciar un aumento de peso, especialmente asociado al aumento de grasa abdominal. Finalmente, aunque se necesita más investigación en ese aspecto, hay algunos estudios que apuntan a posibles problemas cardiovasculares asociados a los polialcoholes. Posiblemente sea por el aumento de las reservas de grasa.

En definitiva, no es oro todo lo que reluce y los polialcoholes reducen la cantidad de azúcares en la tabla nutricional, pero no hacen los productos más saludables. Como tampoco lo hacen la sucralosa o el acesulfamo K. De hecho, por señalar algunos de sus efectos, con la primera se ha detectado un deterioro en el buen funcionamiento del sistema inmunitario y el segundo con un riesgo ligeramente más elevado de cáncer.

Finalmente cabe destacar que no todas las tablas nutricionales son óptimas. Por ejemplo, en el caso de la bebida vegetal de soja y vainilla tiene un contenido de 7,1 gramos de azúcar por cada 100 mililitros. Si tenemos en cuenta que normalmente se consume un vaso, que son alrededor de 200 ml, estaríamos ante los casi 15 gramos de azúcar que se consideran óptimos al día. Es cierto que las cifras oficiales recomiendan no excederse de los 50 gramos, pero se dice que lo óptimo son 15 gramos.

Mención especial al queso cottage del Lidl

Entre los productos altos en proteínas del Lidl llama la atención el queso cottage. Marcado con la etiqueta negra que los identifica, su etiqueta nos avisa que tiene  ni más ni menos que 31 gramos de proteína. Esto hace referencia a la tarrina completa, por supuetso. Por cada 100 gramos contiene 12,5 gramos de proteína. 

En general, el queso cottage es de los que más proteínas tienen. Depende de muchos factores, pero algunos pueden llegar a tener hasta 15 gramos de proteínas por cada 100 gramos. ¿Vale la pena gastar dinero en productos altos en proteínas cuando podemos encontrar casi el mismo producto en el lineal normal?

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Cualquier queso cottage es rico en proteínas. Crédito: Lena Kudryavsteva (Unsplash)

¿Existen alternativas a los productos altos en proteínas?

Una etiqueta negra, un par de reclamos en forma de muchos gramos de proteínas y unos cuantos 0% son suficientes para que los consumidores crean que están comprando un producto saludable. Debemos entender que un pudin, unas natillas o un flan nunca serán saludables. Eso no quiere decir que no debamos tomarlos. Pero no son alimentos saludables y eso lo debemos tener claro.

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