Uno de los principales objetivos del futuro de la carrera espacial es llegar a colonizar Marte. De los planetas del sistema solar que se han explorado mediante naves, es el único que parece tener unas condiciones relativamente favorables para su habitabilidad. No es el paraíso, pero se puede trabajar en ello. Y para eso, por ejemplo, es necesario buscar la forma de construir casas.
Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad de Kharazmi, en Irán, ha explorado varias opciones. Algunas son totalmente novedosas. Otras, en cambio, se basan en técnicas muy antiguas, procedentes de la época romana.
Lógicamente, lo último en lo que pensaban los romanos era en colonizar Marte. Sin embargo, sí que tuvieron que superar muchos retos para buscar materiales que les permitiesen construir edificios cuando los recursos eran limitados. Entre ellos se encontraba un hormigón cohesionado con sangre de animales. En Marte no habrá animales (en principio), pero sí astronautas. Ya vamos viendo por dónde van los tiros, ¿verdad?
Colonizar Marte y edificarla con sangre humana
Los autores del estudio que se acaba de publicar han explorado distintas formas de hacer hormigón. La búsqueda de materiales baratos y sostenibles aquí en la Tierra se ha centrado en materiales tan extraños como los pañales usados. Previamente desinfectados, por supuesto. En Marte habría que ser todavía más extremos.
Para la parte sólida se podría emplear carbonato cálcico, del cual hay bastantes reservas en una región del planeta roja conocida como Phoenix Lander. Habría que calentarlo y eliminar el dióxido de carbono; pero, en general, sería una buena opción. También podría usarse azufre. Sin embargo, tanto para una opción como para otra sería necesario usar agua y eso, por desgracia, no es algo que abunde en Marte.
Por eso, pensaron en las técnicas empleadas por los antiguos romanos. Podría llevarse sangre de animales desde la Tierra o, directamente, aprovechar la sangre de los propios astronautas que se encarguen de colonizar Marte. Sería una fuente inagotable. Si se extrae poco a poco, claro.
Sangre, sudor y lágrimas
De esta necesidad surge AstroCrete, un hormigón fabricado a base de regolito marciano y fluidos humanos. El regolito es el material rocoso que cubre toda la superficie del planeta rojo. La arena de Marte, dicho muy a grosso modo. Para cohesionar todo ese regolito, ha resultado ser de utilidad la albúmina sérica humana, una proteína que se encuentra en el plasma de la sangre.
El problema es que el material final podría ser aún un poco frágil. Por eso, para hacerlo más resistente a la tracción (el esfuerzo de tirar hacia extremos opuestos) se le puede añadir urea. Esta sustancia se encuentra tanto en el sudor como en las lágrimas y la orina. Cualquiera de esos fluidos sería útil, aunque sin duda el más fácil de obtener en grandes cantidades es el último.
Los autores de esta investigación consideran que en solo 72 semanas un astronauta podría generar fluidos suficientes para fabricar un hábitat a un nuevo visitante. Lógicamente, la sangre no se puede extraer de golpe, es necesario dejar que se vaya renovando, por lo que requiere tiempo, pero es posible, sobre todo teniendo en cuenta que habrá varios astronautas a la vez.
En definitiva, parece ser que colonizar Marte costará sangre, sudor y lágrimas. Literalmente. Pero, sin duda, resulta fascinante.