Uno de los principales objetivos del futuro de la carrera espacial es llegar a colonizar Marte. De los planetas del sistema solar que se han explorado mediante naves, es el único que parece tener unas condiciones relativamente favorables para su habitabilidad. No es el paraíso, pero se puede trabajar en ello. Y para eso, por ejemplo, es necesario buscar la forma de construir casas.

Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad de Kharazmi, en Irán, ha explorado varias opciones. Algunas son totalmente novedosas. Otras, en cambio, se basan en técnicas muy antiguas, procedentes de la época romana. 

Lógicamente, lo último en lo que pensaban los romanos era en colonizar Marte. Sin embargo, sí que tuvieron que superar muchos retos para buscar materiales que les permitiesen construir edificios cuando los recursos eran limitados. Entre ellos se encontraba un hormigón cohesionado con sangre de animales. En Marte no habrá animales (en principio), pero sí astronautas. Ya vamos viendo por dónde van los tiros, ¿verdad?

Colonizar Marte y edificarla con sangre humana

Los autores del estudio que se acaba de publicar han explorado distintas formas de hacer hormigón. La búsqueda de materiales baratos y sostenibles aquí en la Tierra se ha centrado en materiales tan extraños como los pañales usados. Previamente desinfectados, por supuesto. En Marte habría que ser todavía más extremos.

colonia Martecolonia Marte
El regolito marciano sería muy útil para preparar hormigón. Crédito: Nicolás Lobos (Unsplash)

Para la parte sólida se podría emplear carbonato cálcico, del cual hay bastantes reservas en una región del planeta roja conocida como Phoenix Lander. Habría que calentarlo y eliminar el dióxido de carbono; pero, en general, sería una buena opción. También podría usarse azufre. Sin embargo, tanto para una opción como para otra sería necesario usar agua y eso, por desgracia, no es algo que abunde en Marte.

Por eso, pensaron en las técnicas empleadas por los antiguos romanos. Podría llevarse sangre de animales desde la Tierra o, directamente, aprovechar la sangre de los propios astronautas que se encarguen de colonizar Marte. Sería una fuente inagotable. Si se extrae poco a poco, claro.

Ver fuente