Durante las dos últimas semanas todos hemos tenido la vista puesta en los titulares que inundaban las redes sobre el asteroide 2024 YR4. No es para menos, pues es uno de los pocos objetos cercanos a la Tierra que han alcanzado el nivel 3 de la escala de riesgo de Turín desde que esta se creó en 1995. El riesgo de impacto en la Tierra del asteroide no era elevadísimo, pero sí mucho más probable que el de la mayoría de asteroides que se han descubierto los últimos años. Sin embargo, los astrónomos ya avisaron que lo más probable era que el riesgo disminuyese con el tiempo y eso es justamente lo que ha hecho.
Tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA) han avisado que el asteroide 2024 YR4 ya se encuentra en nivel 0 de riesgo, con una probabilidad de impacto ínfima que, posiblemente, seguirá disiminuyendo. Para saber más, en Hipertextual hemos hablado sobre este asteroide con Juan Luis Cano, coordinador del Servicio de Información de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA.
Nos ha confirmado que, efectivamente, el asteroide 2024 YR4 ya no plantea un riesgo para la Tierra. Pero también nos ha contado algunos datos interesantes, como la posibilidad de que impacte con la Luna o los proyectos futuros de la ESA y otras agencias espaciales para tener bajo control la mayor cantidad posible de objetos cercanos a la Tierra. Además, nos ha ayudado a entender la montaña rusa de probabilidades que hemos visto en los últimos días con el riesgo de impacto de 2024 YR4. Básicamente, todo era una cuestión de incertidumbre.
Dentro y fuera de la zona de incertidumbre
El asteroide 2024 YR4 se descubrió el pasado mes de diciembre de 2024 gracias al telescopio ATLAS de Río Hurtado, en Chile. Poco después, en enero, la Red Internacional de Alerta de Asteroides emitió el primer comunicado en el que se mencionaba un cierto riesgo de impacto y, desde ahí, todo ha sido un baile de números. Al principio, el riesgo de impacto se encontraba ligeramente por encima del 1%. Eso situaba a 2024 YR4 en el nivel 3 dentro de la escala de Turín, en la que el riesgo de impacto se clasifica del 0 al 10.
Después, hubo varias subidas y bajadas. El riesgo llegó a superar brevemente el 3%, para luego volver a descender a poco más del 1%. Actualmente, ha bajado muchísimo. Según nos cuenta Cano, a día de hoy la ESA ha calculado un riesgo de impacto de 1/79.365, lo cual supone un 0,0013%.
Estas subidas y bajadas se deben al tránsito de la Tierra por la zona de incertidumbre del asteroide. ¿Pero qué es esto exactamente?
Básicamente, la incertidumbre en términos astronómicos es exactamente lo mismo que en cualquier otro ámbito de la vida. Falta de certezas. Cuando un objeto cercano a la Tierra (NEO por sus siglas en inglés) se acaba de descubrir y aún hay pocas observaciones de su trayectoria, existe mucha incertidumbre sobre los lugares por los que esta transitará. Se dibuja un área muy amplia dentro de la cual puede que circule el asteroide. Esta es la que se conoce como área de incertidumbre. A medida que se van realizando más cálculos, es una región cada vez más pequeña, de modo que la incertidumbre disminuye.
La Tierra ha estado algo más de un mes dentro de esa área de incertidumbre. Por lo tanto, cabía la posibilidad de que el asteroide 2024 YR4 llegase a impactar. La probabilidad de que se produzca el impacto se calcula dividiendo el área de la Tierra entre el área de esa región de incertidumbre. Teniendo esto en cuenta, se puede entender por qué en un principio aumentó el riesgo de impacto. “Al principio el área de incertidumbre era grande y la Tierra estaba dentro”, señala Cano. “Cuando la región de incertidumbre se iba haciendo más pequeña y la Tierra seguía dentro aumentaba la probabilidad de impacto”.
Llegados a este punto, según cuenta el experto en defensa planetaria, podrían haber pasado dos cosas. Una sería que la región de incertidumbre se siguiese reduciendo hasta ser del tamaño de la Tierra, con ella dentro. Esto supondría un riesgo de impacto del 100%. La otra posibilidad era que, al reducirse esta región, la Tierra finalmente se quedase fuera. Eso era lo más probable. De hecho, ya se había visto en el pasado con otros asteroides, como Apophis.
Desde entonces se han seguido haciendo observaciones, el área de incertidumbre ha disminuido y, efectivamente, la Tierra se ha acabado quedando fuera. “No esperábamos que sucediera tan pronto, pero hemos sido tan eficaces tomando medidas muy precisas que al final de la semana pasada la Tierra ya salió de la zona de riesgo”.
La Luna aún sigue en el área de incertidumbre del asteroide 2024 YR4
Ya hemos visto que la Tierra ha salido de la región de incertidumbre del asteroide 2024 YR4. En cambio, la Luna sigue todavía dentro, con una probabilidad de impacto que se sitúa en torno al 1,7%.


Lo esperable es que, a medida que se hagan más observaciones, ocurra exactamente lo mismo que con la Tierra. Es poco probable que se produzca un impacto en la Luna. Aun así, Cano señala que no sería algo peligroso para la Tierra si llegase a ocurrir. “Sería un evento interesantísimo de observar a nivel científico”, opina. “Desde la Tierra se podría observar con telescopios, viendo cómo se forma el cráter, cómo sale el material expulsado de la superficie de la Luna… Todo el proceso físico de un objeto impactando contra la Luna a hipervelocidad”.
Aún queda mucho por observar
Según ha explicado Juan Luis Cano a Hipertextual, el asteroide 2024 YR4 seguirá siendo visible para los telescopios terrestres hasta abril. Por lo tanto, aún quedan muchas observaciones por hacer y el área de incertidumbre se reducirá muchísimo más.
Además, ya se ha confirmado que dispondrán del Telescopio Espacial James Webb para realizar observaciones todavía más precisas. “Nuestra duda era si los responsables del James Webb iban a aceptar hacer las observaciones a sabiendas de la salida de la zona de riesgo, pero nos han confirmado que están interesados en hacer las medidas igualmente”.


El asteroide 2024 YR4 no es un peligro para la Tierra y los científicos siguen ojo avizor
Los impactos de asteroides y otros NEOs son extremadamente poco probables. Sin embargo, dados los efectos más o menos devastadores que supondrían, es importante monitorizarlos todo lo posible. Por suerte, la ciencia dispone cada vez de más medios para hacerlo.
“Es importante que la gente sepa que hay oficinas específicas dentro de las agencias especiales que están especializadas en monitorizar el riesgo y buscar soluciones”, relata Cano. “A día de hoy hemos detectado alrededor de 38.000 NEOs. El problema es que hay millones de objetos por descubrir.” Por eso, el experto insiste en que se debe seguir trabajando en esto. “El tema de la defensa planetaria no es saber si un impacto va a pasar, sino averiguar cuándo”, recuerda. “Los objetos por debajo de 10 metros de diámetro no van a ser un problema, pero por encima sí pueden serlo, como ocurrió con Cheliábinsk hace 12 años o con Tunguska hace más de 100”.
Por suerte, están poniendo medios para detectar la mayor cantidad posible de estos objetos y minimizar los riesgos. Quizás, si en 1908 se hubiese dispuesto de la tecnología actual, habría sido posible detectar y desviar el asteroide de Tunguska antes de que destruyese más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosque. Aunque, quizás, no habría sido posible. “Si hubiera venido de la dirección del sol, como Cheliábinsk, no lo habríamos visto”. Estos son los NEOs más conflictivos, pero las oficinas de defensa planetaria ya están poniendo en marcha métodos para detectarlos. “Son importantes los proyectos que se preparan para el futuro, con telescopios mirando en la dirección del Sol y alrededores para intentar detectar los objetos que vengan en esa dirección”. Es, por ejemplo, el caso del proyecto NEOMIR de la ESA”.
En definitiva, podemos estar tranquilos. El asteroide 2024 YR4 ya no supone un riesgo para la Tierra y, si alguno viniese de camino, la ciencia tendrá cada vez más medios para interceptarlo a tiempo. Hay otros asuntos científicos cuyo riesgo sí que está más que demostrado y aun así no les prestamos la atención que merecen. Por ejemplo, ¿has oído hablar del cambio climático?