Lo que muchos esperaban ha ocurrido. Frank Cuesta ha hablado y ha reconocido que, prácticamente, todo lo que lleva comunicando a través de las redes sociales desde hace más de una década era mentira. Ni rescata animales, ni tiene un santuario. Tampoco tiene cáncer. En el vídeo en el que ha hecho públicas sus mentiras lo achaca todo a un grave problema de mitomanía.
Es importante destacar que la mitomanía no es una enfermedad como tal, aunque sí un síntoma presente en algunos trastornos de salud mental. No todas las personas son mitómanas. Algunas mienten simplemente porque sí, porque les trae beneficios de algún tipo. Es muy fácil escudarse detrás de un problema de salud mental. Por eso, antes de seguir hablando de la mitomanía de Frank Cuesta, debemos dejar claro que, al menos de momento, solo sabemos que la “padece” por su propia palabra. A falta de un informe psicológico o psiquiátrico que lo corrobore, lo único que tenemos claro es que es un mentiroso.
Dicho esto, la mitomanía es un síntoma por el que se insiste en mentir como vía de escape de la realidad o, directamente, sin ninguna necesidad aparente. En el DSM-V, el manual en el que están recogidos todos los trastornos de salud mental, no se considera un trastorno, sino un síntoma de algunos trastornos de la personalidad, como el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el histrionismo. ¿Es el caso de Frank Cuesta? No necesariamente.
Todo lo que ha confesado Frank Cuesta sobre su mitomanía
Lo han pillado con el carrito del helado y no le ha quedado más remedio que confesar. Tras una serie de denuncias, el personaje televisivo ha reconocido que no es veterinario, que compró a todos sus animales, de modo que lo que tenía era más una granja privada que un santuario, y que las denuncias recibidas recientemente eran justificadas, pues no tenía los papeles necesarios para la posesión de algunos de sus animales.
Tampoco tiene cáncer. Sí que lleva años en tratamiento por una mielodisplasia. Es decir, un trastorno que se da por el mal funcionamiento de las células sanguíneas. La realidad es que esta enfermedad, en algunos casos, puede aumentar el riesgo de padecer cáncer, pero no es un cáncer como tal.
¿Mitomanía o falta de escrúpulos?
Un factor muy importante a la hora de definir la mitomanía es que estas personas mienten constantemente sin causa aparente. Todos los seres humanos hemos mentido alguna vez y, por lo general, lo hacemos por algún motivo. Para no hacer daño a alguien con una realidad dolorosa, para escaquearnos de hacer algo que no nos apetece, como excusa por llegar tarde… Hay de todo. Las peores mentiras son las que se elaboran con un fin económico. Desgraciadamente, las redes sociales y algunos medios de comunicación están llenos de este tipo de mentiras.
Frank Cuesta ha ganado mucho dinero a costa del personaje que se ha creado año tras año. Desde sus seguidores hasta sus haters, todos le han dado, de un modo u otro, un reconocimiento que se ha traducido en dinero en su cuenta bancaria o, al menos, en fama. Cuantas más mentiras, más fama.
Las mentiras de una persona con mitomanía son compulsivas y sin elaboración. No las construyen con el objetivo de mantenerlas en el tiempo. En cambio, Frank Cuesta ha elaborado cada una de sus mentiras para obtener un objetivo concreto. Por eso, es muy dudoso que su mitomanía sea real. Quizás nos equivocamos. Si es cierto que se le ha diagnosticado este síntoma, que no enfermedad, debería demostrarlo.
Porque, si no lo hace, la mitomanía puede convertirse en una más de su larga lista de mentiras.