Tendemos a demonizar a las bacterias como bichitos que solo nos traen problemas. La verdad es que esto es cierto para muchas de ellas, pero no debemos olvidar que hay bacterias que nos ayudan a obtener alimentos tan ricos como el yogur o viven dentro de nuestro organismo para luchar contra posibles patógenos, entre otras muchas cualidades. Además, también hay bacterias eléctricas, que actúan como cables.
De momento se conocen solo unas pocas especies, pero se cree que en el futuro pueden ser muy útiles, con multitud de aplicaciones derivadas del fenómenos de la bioelectricidad. Se conocen numerosas especies, pero una de las más interesantes acaba de ser descrita por científicos de las Universidades de Amberes y Oregon. Ha sido justamente en Oregon donde se han encontrado estas bacterias, enterradas en sus marismas.
La nueva especie de bacterias eléctricas, llamada Ca. Electrotrhryx yaqonensis, es bastante distinta morfológicamente, pero con algunas similitudes genéticas con otras especies descubiertas con anterioridad. Sin duda, es otra vía interesante para explorar. Ahora bien, antes de conocer sus aplicaciones, ¿cómo pueden estas bacterias actuar casi como si fuesen cables?
Los superpoderes de las bacterias eléctricas
La capacidad de las bacterias eléctricas para actuar como si fuesen cables reside en sus aptitudes colaborativas. Es bastante habitual que las bacterias formen asociaciones que las hacen más fuertes. Lo vemos por ejemplo en los famosos biofilms, en los que las bacterias se agrupan y se rodean de una matriz extracelular que las protege y les da estabilidad. Esos biofilms se forman fácilmente en las bayetas y estropajos de nuestras cocinas y cuando eso ocurre ya da igual lo mucho que los lavemos. Es mucho mejor desecharlos.
En el caso de las bacterias eléctricas, se agrupan formando una especie de hilos a través de los que se van pasando electrones unas a otras para optimizar sus reacciones metabólicas. La electricidad es básicamente eso: una corriente de electrones. Por eso, estos grupos de bacterias eléctricas pueden utilizarse como si fuesen cables.
Todo lo que sabemos sobre ellas es muy preliminar. De hecho, de momento los dos géneros que se han descubierto están catalogados como candidatos (Ca), porque aún no se han descrito y clasificado por completo. Hay dos de estos géneros: Ca. Electrothryx y Ca. Electronema. La bacteria que se acaba de descubrir en las marismas de Oregón pertenece al primero y tiene muchas cualidades especiales.


Una candidata única que podría sernos muy útil en el futuro
Estas bacterias eléctricas se encuentran embebidas en los sedimentos de las marismas de Oregon, de manera que las que están más abajo no tienen acceso al oxígeno y las de arriba sí. Por eso, se ayudan entre ellas. Las que están más abajo no pueden llevar a cabo reacciones aeróbicas, por lo que, a falta de oxígeno, metabolizan el sulfuro que se encuentran en los sedimentos. Esto genera electrones que se van pasando de unas a otras hasta llegar arriba, donde hay tanto oxígeno que se pueden incorporar esos electrones en reacciones con el oxígeno o el nitrato. En definitiva, es una reacción redox (reducción-oxidación), como las que se producen en una pila o en una instalación eléctrica en la que los electrones fluyen por los cables.
En este caso, además, las bacterias eléctricas tienen dos características únicas. Por un lado, la presencia de crestas en su superficie que son hasta 3 veces más anchas que las de otras especies. Y, por otro lado, una serie de vainas extracelulares que las bacterias exudan cuando forman sus largas hebras conectadas.
¿Y para qué sirven?
Todo esto, según los autores del estudio que se publicó recientemente, puede tener dos tipos de aplicaciones. Por un lado, esa pequeña corriente eléctrica que generan las bacterias puede ayudar a eliminar sustancias contaminantes mediante su reducción por transferencia de electrones. Esto puede ser muy útil en el suelo, ya que se depositan muy bien en los sedimentos del mismo.
Por otro lado, en un futuro tanto estas como otras bacterias eléctricas pueden convertirse en fuentes de bioelectricidad. Toda fuente de energía alternativa a los combustibles fósiles puede ser una gran opción. Esta ha estado siempre ahí al lado y no le habíamos prestado atención. Por suerte, ya sí que empiezan a estar en el foco de la investigación de muchos científicos.