Cómo afecta la llegada de Trump a la economía española

¿Cómo funcionan los aranceles de Trump y qué pueden suponer? 

Si hablamos de cómo afecta la llegada de Trump a la economía española y mundial, sin duda tenemos que hablar de los aranceles. Un arancel es un impuesto por un país a los productos que importa o exporta.

La idea del presidente Trump es apoyar y reforzar a las empresas americanas frente a la “amenaza” que supone para ellas el mercado global. Para lograrlo, una de sus medidas prometidas es aplicar aranceles a la gran mayoría de países que importan productos a Estados Unidos, haciendo que sean más caros y, por tanto, menos competitivos frente a sus marcas nacionales y menos atractivos para el consumidor.

Los aranceles de Trump en números: 

Coste de un producto importado sin aranceles: 10 €

Margen de venta que aplica el vendedor americano: 10 % = (10 € x0,1 = 1 €)

Precio de venta final en EEUU: 11 €

Coste del mismo producto importado con un arancel del 20 % : 10 € + (10 x 0,2) = 12 €

Margen de venta que aplica el vendedor americano: 10 % = (12 € x 0,1 = 1,2 €)

Precio de venta final en EEUU: 13,2 €

A nivel usuario, los efectos de los aranceles los sufrirán los consumidores americanos. Los productos que España compre a Estados Unidos no tendrán ningún gravamen de este tipo y su subida de precio se deberá única y exclusivamente a la subida del dólar. Aunque esto es solo la superficie y si profundizamos la cosa se torna un poco más seria. Te lo explicamos:

El primer gran problema es para las empresas españolas exportadoras, que venden a los americanos unos 400 millones de euros al año. Los sectores en riesgo son varios: productores de acero o aluminio, laboratorios farmacéuticos (en especial medicamentos envasados, antisueros, sangre y plasma), fabricantes del sector de la automoción y, como no, las industrias del aceite y el vino, entre muchos otros.

Los aranceles propuestos por Trump son altos. Los de Europa se estima que estarán entre el 10 % y el 20 %… y aún podemos decir que tenemos suerte, ya que otros países como China alcanzarían el 60 %.

Que estas empresas vean mermadas sus ventas supone un varapalo a la economía española. En primer lugar, están los despidos, lo que sí afecta directamente a muchas familias, pero el drama sigue. Si diferentes sectores se ven afectados se puede generar efecto en cadena y sufrir un repunte de paro. Y a todo ello hay que sumarle la inflación, que aumentaría. Y, ahí ya sí, todos notaremos los efectos de los aranceles.

A todo esto hay que añadir la posible respuesta de los países perjudicados por los aranceles, quienes pueden tomar medidas como también imponer aranceles a los productos americanos o bien cerrar tratos de comercialización. Esto sería lo que se conoce como una guerra comercial, un escenario en el que todos los países acabarían perdiendo.

Pero antes de que cunda el pánico, conviene tener en cuenta toda la información. Los aranceles son, por ahora, más una amenaza que una realidad, por lo que debemos esperar en qué quedan. ¿Pueden imponerse? Sí. Pero también hay algunos motivos para el optimismo.

Por un lado Trump ya está dando un paso atrás en importantes aranceles con los que amenazó a países vecinos como México (hasta un 25 %) y Canadá a cambio de que estos hayan reforzado la vigilancia de sus fronteras. A los países de Europa se les presume que podrán obtener rebajas o el perdón de Trump sí aumentan su gasto en la OTAN o en defensa.

Como país también guardamos un par de ases bajo la manga. El primero de ellos es que varios productos que importamos son bastante esenciales, aunque también es cierto que no somos los únicos que lo hacemos. A nuestro favor también tenemos que España tiene déficit comercial con Estados Unidos, lo que significa que a final de año les compramos más de lo que les vendemos. Esto, por ejemplo, no pasa en países como Alemania, por lo que tendría sentido que de aplicarse aranceles, estos lleguen primero o de forma más severa a estas naciones exportadoras.

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