El 14 de febrero de 2025 no hubo amor ni te quieros en Chernóbil. Un ataque con drones cayó sobre la antigua Central Nuclear, causando daños importantes en el Nuevo Confinamiento Seguro, el armazón protector que se construyó en 2016 sobre el cuarto reactor para evitar una posible liberación de residuos radiactivos. 

Desde entonces, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de las Naciones Unidas ha estado analizando las roturas para evaluar el riesgo que suponen. Ahora, han anunciado en un comunicado que, si bien se han realizado ya algunas reparaciones, se necesitan arreglos más profundos “para evitar una mayor degradación y garantizar la seguridad nuclear a largo plazo”.

El ataque a Chernóbil formó parte del conflicto por la invasión de Rusia a Ucrania. Si bien el OIEA no ha acusado a ninguna de las dos partes, la mayoría de dedos señalan a Moscú como responsable de los daños en la Central Nuclear. Desde el Kremlin niegan su implicación, pero no es la primera vez que se producen estos ataques.

De hecho, ya se han registrado varios ataques por su parte en Zaporiyia, una central nuclear que aún permanece en activo. En este caso, el objetivo es atentar contra la infraestructura energética ucraniana. En el caso de Chernóbil, podría ser algo más turbio, ya que lo que queda no es más que la tumba del desastre de 1986. Una tumba que, de romperse gravemente, podría convertirse en el centro de un nuevo desastre.

¿Qué ocurrió en Chernóbil el 14 de febrero?

Si bien el desastre de Chernóbil  tuvo lugar hace 39 años, los niveles de radiación siguen siendo elevados. De hecho, se calcula que podrían seguir siéndolo durante cientos o incluso miles de años. Por eso, se optó por construir un sarcófago de hormigón en torno al reactor en el que tuvo lugar el desastre. Esto permite que la radiación que todavía se sigue liberando permanezca confinada.

Tras el ataque con drones del 14 de febrero, lo primero que hicieron los expertos desplazados a la zona fue medir los niveles de radiación alrededor del sarcófago. Por suerte, estos no se elevaron. Sin embargo, los daños eran más que tangibles. Por eso, el OIEA procedió a repararlos lo antes posible. 

sarcófago de Chernobylsarcófago de Chernobyl
Si se dañase más el sarcófago de Chernobyl las consecuencias serían desastrosas. Crédito: Mattias Hill (Wikimedia Commons)

Ahora, 10 meses después, se ha enviado un nuevo equipo para estudiar la situación tanto de esta como de otras centrales nucleares afectadas por los ataques bélicos. En el caso de Chernóbil, el director general de esta institución,  Rafael Mariano Grossi, ha señalado que el NSC ha perdido sus funciones principales de seguridad, incluida la capacidad de confinamiento, pero que no hay daños permanentes en sus estructuras de carga ni en los sistemas de monitorización.

¿Y ahora qué?

Tras este análisis realizado por el OIEA,  se recomienda “realizar más restauración y trabajo de protección de la estructura del NSC, incluyendo medidas de control de humedad y un programa actualizado de monitorización de la corrosión, así como la actualización de un sistema automático integrado de monitorización para la estructura del refugio construido sobre el reactor inmediatamente después del accidente”.

Si bien el ataque no dio lugar a un desastre inminente, si no se hacen las reparaciones pertinentes, la situación sí que podría agravarse. Desgraciadamente, realizar reparaciones entre bombas no es sencillo. Esa es otra de las graves consecuencias de una invasión que no deja de sembrar el terror de todas las formas posibles. 

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