El director Ari Aster vuelve a los cines con Eddington, su nueva película. Tras éxitos como Midsommar o Hereditary, el cineasta quiere resarcirse de la disparidad de opiniones que generó su última cinta, Beau tiene miedo. Para ello, lo hace con un experimento que se antoja radical. Y es que sume al espectador en un neowéstern en clave de comedia negra a través del que indaga en toda la paranoia sucedida en 2020, tanto por la pandemia como por reivindicaciones sociales.

La historia de Eddington tiene como protagonista a Joe Cross, el sheriff de un pequeño pueblo de Nuevo México. Es mayo de 2020 y los acontecimientos que se han desatado en el mundo están dividiendo a la sociedad y convirtiendo a la localidad en el polvorín perfecto. Negacionismo frente a ciencia, corrupción frente a honradez, discriminación racial frente a protestas masivas, terrorismo, sectas… Todo cabe en la locura de este patético hombre que no quiere dejar que la vida le pase por encima.

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Eddington

Ari Aster propone un wéstern contemporáneo con el que refleja el ridículo de la paranoia 2020 a través de un personaje patético. Un interesantísimo ejercicio de cine que resulta demasiado irregular y repetitivo, pero que también triunfa en muchas cosas. La visión propia del director vuelve a vibrar, consolidándose como uno de los más originales del panorama hollywoodiense actual.


























Puntuación: 3.5 de 5.

Una sátira política en la que todo vale

En Eddington, Ari Aster se lanza de lleno a la crítica descarada de la sociedad americana (y occidental en general). Aprovechando la situación tan radical que supuso 2020, el cineasta no duda en dejar en evidencia los comportamientos, y «olas de pensamiento» (por llamarlo de alguna manera) más absurdos y ridículos. Su principal foco es el negacionismo del COVID-19. La corriente que causó tanto daño a nivel sanitario expandiendo bulos queda perfectamente reflejada en la película, con todas sus costuras y sinsentidos.

A este respecto, es genial que Aster decida hacer de su protagonista un negacionista más. Un hombre que ni entiende de ciencia ni quiere escuchar a los que sí lo hacen. Pero, eso sí, el director no se contenta con dar palos solo a unos. Y es que el filme también atiza a los que quisieron aprovecharse del caos para dar rienda suelta a sus corruptelas a espaldas de la población. Incluso se señala cómo los que sí hicieron caso de las recomendaciones, en demasiadas ocasiones, o solo lo hacían por quedar bien (brillante ese policía con la mascarilla debajo de la nariz) o ni siquiera querían entender al contrario.

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Egoísmo, falta de empatía… Enfrentamiento social. Eddington no busca hacer un ejercicio de reflexión, solo de exposición. De reflejarnos a todos en la pantalla con todos nuestros sinsentidos. Porque no se limita al coronavirus sino que toca muchos palos más. El Black Lives Matter, las sectas que se aprovechan de personas que padecen abusos sexuales… En todos esos temas, Ari Aster encuentra la forma de reírse de todo el mundo. Y algunos gags o momentos son deliciosamente hilarantes y disparatados por lo cercanos que son a la realidad.

Eso sí, no todos funcionan igual de bien. Sobre todo porque, más allá de esas gracietas iniciales, hay que reconocer que la inmensa mayoría de estos temas llegan demasiado desfasados. En 2025 ya hemos hablado, debatido y buscado todos los enfoques, incluidos los cómicos, sobre ellos. A pesar de ser afilada y mordaz, hay siempre una sensación de fondo de que estos chistes habrían funcionado mucho mejor hace tres años que ahora. Es, en general, un retrato de la sociedad de hace apenas unas decenas de meses. Pero en el mundo de la inmediatez, ya llegan tarde. Y eso la hace más cansina y repetitiva de lo que debería.

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La visión wéstern de Ari Aster

Con sus peros, hay que reconocer a pesar de todo que es maravilloso que Ari Aster realice esta sátira desde un enfoque wéstern. Perfectamente podría habernos situado en una gran ciudad o, sencillamente, apostar por el thriller o el drama rural contemporáneo. Pero asentarse en el neowéstern le sienta especialmente bien a Eddington para trazar paralelismos con el género. Los buenos, los malos… el wéstern es el reflejo de la naturaleza humana y así lo entiende el director, que busca dibujarla desde el presentismo como se ha hecho durante el último siglo.

Hoy en día, al ver un wéstern ambientado en el presente, es inevitable pensar en Yellowstone. El gran referente del renacer de este tipo de historias es, sin embargo, radicalmente lo opuesto a Eddington. En la serie veíamos a unos personajes llenos de grises y con los que ni mucho menos podríamos estar de acuerdo en ideales, pero sí en ideas, en espíritu. Se erigían como héroes (o antihéroes) en un mundo podrido. Aquí lo que tenemos es a un protagnista patético, un pobre desgraciado que no sabe ni por dónde le da el aire y va dando tiros como puede para que no le pisoteen. No genera admiración ni empatía, solo lástima.

Esa visión tan opuesta a la mayoría de wésterns contemporáneos y pasados es lo que hace especial a Eddington. Aunque se construye con la grandilocuencia de las películas de vaqueros, su fondo es el contrario. El ritmo es bastante irregular y dista mucho de ser una película redonda. Pero, en un mundo marcado por propuestas que son de copia-pega, ver a un director con propuestas tan propias, tan fiel a sí mismo, es un gran aliciente.

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Un gran reparto que daba para más

Por supuesto, para el público general, uno de los aspectos más atractivos de Eddington es su reparto de estrellas. Joaquin Phoenix es el protagonista, pero también cuenta con Pedro Pascal, Emma Stone, Austin Butler, Luke Grimes… Y aunque algunos están brillantes, especialmente Phoenix y Pascal como protagonista y antagonista, de otros se podía haber sacado más chicha.

De hecho, hay que reconocer que entre la sobresaturación de temas que quiere tratar, la trama de Butler y Stone es un pegote especialmente mal presentado en consonancia con el resto. Podría eliminarse y no pasaría nada. Por su parte, Luke Grimes queda muy opacado en un rol totalmente secundario que no le permite brillar como sí lo hace en Yellowstone.

Eddington Emma StoneEddington Emma Stone

En resumen, Eddington es una propuesta muy interesante y que consolida de nuevo a Ari Aster como uno de los directores más diferentes y a tener en cuenta en el Hollywood actual. Con humor negro y mucha incomodidad, hace un retrato bastante certero en clave neowéstern patético de lo más absurdo del ser humano (sobre todo el estadounidense) a raíz de 2020. La cinta, en cualquier caso, queda lastrada por un ritmo irregular y repetitivo, haciendo de sus dos horas y media una duración excesiva.

Eddington se estrena en cines el 12 de septiembre.


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