El mundo de las series parece tener sus propias reglas. La más conocida, dejar un misterio sin resolver de cara a sus siguientes episodios. Por lo que los finales con revelaciones impactantes o cliffhangers, se han transformado en un elemento esencial para mantener al público enganchado de entrega en entrega. Pero la primera producción en lograr con éxito la fórmula, fue la mítica Dallas (1978-1991), que tuvo en vilo a su audiencia durante ocho meses con el final de su tercera temporada. Eso, al experimentar con la posibilidad de mostrar un asesinato, sin confirmar ni la muerte de un personaje ni la identidad del criminal.

A la distancia de décadas, puede parecer que la historia de una familia acaudalada que lucha por el poder entre trampas y manipulaciones, no es especialmente atractiva. Pero para el estreno de la serie, en 1978, la producción de David Jacobs, innovó en varios aspectos distintos. El principal, convertir a todos sus personajes en figuras de moral gris, capaces de cometer actos cuestionables e incluso ilegales, por pura codicia. También, en un escenario corporativo en el que cualquier truco, incluso los más sucios, era tolerable. Por lo que el clan texano de los Ewing, estaba lejos de ser intachable.

Un giro especialmente en notorio en su protagonista, el malvado J.R. Ewing (Larry Hagman), el hijo mayor y cabeza visible de la familia. Un hombre retorcido capaz de estafar, mentir y hasta matar para mantenerse en la cima de la compañía petrolera que dirigía. Por lo que, con rapidez, se convirtió en el villano favorito de la audiencia. A lo largo de dos temporadas, el pérfido personaje pareció encontrar la manera de volverse objeto de odio no solo de sus parientes, sino del público. Por lo que el final de la tercera temporada, que terminaba con J.R. recibiendo un disparo de un homicida desconocido, asombró a Norteamérica. 

Un experimento que salió bien 

El impactante capítulo fue un riesgo calculado. Para entonces, todos los finales de temporadas eran el momento ideal para concluir tramas, despedir personajes y cerrar arcos argumentales. En especial, por los casi ocho meses en que tardaban los nuevos episodios en llegar al aire y que ponían a prueba, la capacidad de las diferentes tramas para mantenerse atractivas.

De modo que la decisión de David Jacobs de confiar en que la audiencia mantendría el interés sobre lo ocurrido en el cierre de la entrega, era audaz y subversiva. En una entrevista en 1991, el productor admitió que los ejecutivos de CBS, temían que la Dallas se convirtiera en un fracaso. Mucho más, que el público no tuviera ningún interés en un enigma que no ofrecía respuesta inmediata.

Pero el cliffhanger, que no mostraba al criminal ni aclaraba si J.R. sobrevivía al disparo, se convirtió en un éxito sin precedentes. La audiencia de Dallas se triplicó y se volvió un fenómeno de masas. Durante los ocho meses que restaban para el estreno de la siguiente entrega, la frase ¿Quién disparó a J.R.?, se hizo parte de la cultura popular. Tanto, como para que el icónico Saturday Night Live creara un sketch que se volvió un clásico de la comedia norteamericana. En la calle, se vendían camisetas alusivas y en Las Vegas, hubo apuestas acerca de la identidad del atacante por cifras millonarias.

El primero de los grandes cliffhangers

El furor incluso saltó al ámbito político. En las semanas previas a las elecciones presidenciales estadounidenses de 1980, los republicanos regalaron a sus partidarios botones en los que se leía Los demócratas dispararon a J.R. A su vez, Jimmy Carter contraatacó y aseguró que descubrir el nombre del homicida podría financiar su campaña a la reelección. Entretanto, todo el elenco de Dallas, convertido en celebridades mundiales, intentaba evitar revelar el secreto más valioso de la serie.

El punto más alto del fenómeno, llegó cuando la mismísima Reina Madre de Inglaterra, preguntó a Larry Hagman sobre el nombre del misterioso criminal. Todo, durante una función del Royal Variety Performance de 1980 en Londres. La noticia se volvió primera plana, pero además, demostró que el furor alrededor del programa se había convertido en algo más que una curiosidad local. Dallas acababa de volverse un hito de la televisión mundial.

Un récord difícil de vencer

El primer capítulo de la cuarta temporada de Dallas, se estrenó el 7 de noviembre de 1980. El episodio titulado No More Mister Nice Guy: Part 1, logró una audiencia de 83 millones de espectadores, cifra que le convirtió en una de las más vistas de la historia. Y aunque el misterio no se relevó de inmediato, la producción convirtió la larga investigación en parte de la historia central de la trama. 

Para su final de temporada y ya con la identidad del asesino revelada, Dallas era mucho más que una serie. También, era un hito de la cultura pop, cuya alargada sombra se extendió en el mundo del entretenimiento en las décadas siguientes. De la parodia de Los Simpson en 1995, con un capítulo titulado ¿Quién disparó al Sr. Burns?, en que recreaba el mítico episodio, hasta series como Twin Peaks y la británica EastEnders, que rindieron tributo a Dallas

Lo cierto, es que el cliffhanger más famoso de la televisión, es también un suceso del mundo del espectáculo que demostró el poder de las series. Uno, además, que marcó el inicio de las producciones en formato serializado, tal y como lo conocemos en la actualidad. Para la historia del entretenimiento mundial. 

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