Los viajes de verano a veces nos causan alguna que otra intoxicación alimentaria. No debería ser así, pero puede que comamos o bebamos productos que hayan pasado por una dudosa seguridad alimentaria. También puede que contraigamos alguna gastroenteritis por pasar mucho tiempo en lugares con otras muchas personas. Ocurre por ejemplo con las infecciones por norovirus, tan habituales en los cruceros. ¿Pero cómo podemos diferenciar una afección de otra?
La realidad es que hablar de diferencias es complejo si tenemos en cuenta que muchos casos de intoxicaciones alimentarias derivan también en gastroenteritis. Justamente, se conoce como gastroenteritis causada por alimentos. Sin embargo, sí que hay algunos factores que nos pueden ayudar a diferenciar una condición de otra.
El más importante es el tiempo. Por lo general, los síntomas de una intoxicación alimentaria suelen ser mucho más explosivos. Comienzan poco después de consumir las bebidas o alimentos contaminados. En cambio, otros tipos de gastroenteritis suelen tardar unos días en comenzar con unos síntomas mucho más progresivos. De cualquier modo, tanto los síntomas como el tratamiento son bastante parecidos. Eso puede hacer que parezca innecesario conocer el origen, pero en el caso de la intoxicación alimentaria sí que es útil saber cómo se produjo, para intentar cortar los contagios. Veamos, entonces, qué es lo que debemos tener en cuenta, según el artículo publicado en The Conversation por el gastroenterólogo Vincent Ho, de la Universidad de Sydney Occidental.
¿Qué es una gastroenteritis?
El sufijo -itis hace referencia a la inflamación. Por eso, se entiende que la gastroenteritis se produce cuando tiene lugar la inflamación del tejido que recubre el intestino.
Dicha inflamación se produce como respuesta a una infección causada por bacterias, virus u otros patógenos. Es bastante común la gastroenteritis causada por la bacteria Escherichia coli o por norovirus.
La transmisión puede ser a través de los alimentos, pero también, por ejemplo, si tocamos una superficie contaminada y luego nos llevamos la mano a la boca. Es algo que, como pasa con el norovirus, ocurre a menudo en lugares con mucha concentración de personas, como cruceros o centros educativos. En estos últimos, sobre todo, es habitual cuando hay niños pequeños, que no siempre se lavan bien las manos después de ir al baño. Si la mano toca un juguete y otro niño toca el juguete y luego come sin lavarse las manos, tenemos un posible contagio.
¿Y una intoxicación alimentaria?
La intoxicación alimentaria se produce por el consumo de bebidas o alimentos contaminados. Dicha contaminación puede deberse a sustancias químicas tóxicas, microorganismos patógenos o sus toxinas. Como bien recuerda Ho, no debe confundirse nunca con las alergias alimentarias que afectan específicamente a algunas personas.
Cuando la intoxicación alimentaria la producen microorganismos patógenos estaríamos hablando de una gastroenteritis causada por alimentos. Pero incluso así suele haber diferencias.


¿Cuáles son esas diferencias?
En caso de intoxicación alimentaria causada por microorganismos, cuando sus toxinas se encuentran a altas concentraciones, el contagio puede ser muy rápido. Por ejemplo, se ha visto que los síntomas en una intoxicación por toxinas de Staphylococcus aureus pueden comenzar a los 30 minutos del contacto. Es verdad que hay excepciones, como la Listeria monocytogenes, causante de la listeriosis, que puede tardar hasta 70 días en incubarse. Normalmente no suelen ser más de 3 semanas, pero puede alcanzar ese máximo.
De cualquier modo, la realidad es que las gastroenteritis que no se contraen por intoxicación alimentaria suelen incubarse durante un par de días y las intoxicaciones, en su mayoría, tardan menos. Esa es la media.
Tanto la intoxicación alimentaria como la gastroenteritis se tratan igual
Por lo general, tanto la intoxicación alimentaria como la gastroenteritis se tratan simplemente apuntando a los síntomas y poniendo hincapié en la hidratación. Si es una afección bacteriana pueden requerirse antibióticos, pero no siempre es necesario. Estas enfermedades suelen cursar con náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. Ambos tipos son iguales. Tanto la diarrea como los vómitos pueden causar deshidratación, por lo que es importante que los pacientes se hidraten muy bien.
Por lo demás, la enfermedad suele remitir por sí sola. Si no lo hace o los síntomas son graves, habría que ir cuanto antes en busca de ayuda médica. Y es que tanto la gastroenteritis como la mayoría de intoxicaciones alimentarias suelen ser leves, pero a veces pueden complicarse muchísimo. Da igual del tipo que sea: hay que prestar atención a los síntomas siempre.