El martes Apple presentó uno de los móviles más espectaculares de la historia de la telefonía. El iPhone Air no solo es el iPhone más fino lanzado nunca antes, también es uno de los más ligeros, resistentes y completos. Mantener la tecnología actual en un móvil tan fino es algo mucho más difícil que hace años, por lo que el mérito es aún mayor. Y, aunque estéticamente pueda gustarte más o menos, la californiana ha conseguido que todo el mundo tenga un pensamiento único: que sea el primer móvil que quieres ver cuando entres a una Apple Store durante los próximos días.

Ahora bien, todo tiene un precio, y en los móviles ultra finos el peaje es de los más caros a los que te puedes enfrentar. No por el precio del iPhone Air, que parte de unos contundentes 1.219 euros, sino por todos los sacrificios que conlleva tener un móvil así de fino y ligero.

No hablo desde la ignorancia: a pesar de no haber probado todavía el iPhone Air, llevo más de 4 meses con un Galaxy S25 Edge en el bolsillo, su homólogo en el catálogo de Samsung. Comparten filosofía y, aunque pueda parecer precipitado por mi parte, creo que también van a compartir una experiencia de usuario similar. Salvando las distancias, por supuesto.

Ni siquiera Apple confía en la autonomía del iPhone Air

No es casualidad que la industria lleve años luchando para tener más autonomía en los móviles. Es la llave de todo, ese elemento que permite disfrutar del resto de características sin límites. De nada sirve tener una pantalla a 144 Hz si vas a tener que limitarla a 60 Hz porque no llegas al final del día. Lo mismo con la cámara: puedes tener la mejor del mercado, pero si cuando sales a hacer fotos debes estar pendiente de la autonomía, la experiencia se va al traste.

La autonomía es la asignatura troncal de los móviles de hoy en día, y recortar enormemente su duración condiciona el resto de aspectos por muy buenos que sean. ¿Por qué te cuento todo esto? Pues porque es justo lo que hacen los móviles ultra finos: dan un tijeretazo a la batería para poder reducir el tamaño, algo que en el día a día es un grandísimo condicionante.

El iPhone Air no escapa a esta teoría: Apple ha incluido una batería muy pequeña en su interior, mucho más de lo normal. Promete un uso diario sin problemas, pero parece la misma promesa que hizo Samsung con el Galaxy S25 Edge y que, sorpresa, acabó siendo mentira.

Apple, de hecho, ha reafirmado esta mala experiencia incluso antes de lanzar el iPhone Air al mercado. En la presentación anunció una batería MagSafe que solo es compatible con este modelo, dando a entender que la autonomía será uno de sus principales problemas. Ha ido todavía más allá, anunciando sus clásicas cifras de reproducción y streaming de vídeo metiendo en la fórmula la batería externa para maquillar los números.

A día de hoy es muy complicado recomendar un móvil de 1.200 euros con el que tienes que hacer malabares para llegar al final del día. El iPhone Air es solo una muestra de lo que Apple puede hacer en términos de diseño, una especie de coche ultradeportivo precioso, pero con un depósito que le dura unos pocos kilómetros y unos asientos incómodos para hacer viajes largos.

Te encanta mirarlo desde el exterior, pero cuando entras, a pesar de que es rapidísimo y divertido, sabes que no es lo que quieres para el día a día.

Por 1.219 euros esperas una experiencia Pro, pero obtienes una serie de carencias importantes

La sensación en mano del iPhone Air debe ser espectacular. Cuatro meses después de sostener el Galaxy S25 Edge por primera vez me sigue sorprendiendo, y cada vez que pruebo otros móviles me asombro de lo delgado y ligero que es. No obstante, analizando otros dispositivos recupero muchas de esas carencias que Samsung ha sacrificado y la balanza se iguala.

Con el iPhone Air va a pasar algo parecido. Cada vez que lo saques del bolsillo agradecerás tener un iPhone tan impresionante que solo mide 5,4 mm y pesa 165 gramos, pero pronto empezarás a echar en falta otras cosas. Y no hablo solo de autonomía, un melón del que ya te he advertido y que probablemente sea lo peor del móvil.

Hay más detalles que Apple, al igual que Samsung, ha tenido que sacrificar. El primero es la cámara: vas a comprar un iPhone Air de 1.219 euros con una sola cámara. Sí, es una Fusion Camera que permite varias distancias focales con «calidad óptica», pero no deja de ser una experiencia fotográfica muy pobre comparada con lo que puedes conseguir en otros modelos de 1.200 euros. Y no me refiero solo a Android, sino también al propio catálogo de Apple.

¿Van a ser malas las fotos del iPhone Air? No. ¿Serán peor que las del resto de móviles de 1.200 euros? Sin duda alguna. ¿Merece la pena tener un dispositivo muy fino y una cámara muy por debajo de lo que estás pagando? Eres tú quien debe valorarlo. Si quieres mi opinión, ahí la tienes: si te gusta la fotografía acabarás echando en falta más chicha.

iPhone 17 AiriPhone 17 Air

Otro detalle que sacrifica el iPhone Air es el audio. Es algo que puede pasar desapercibido a primera vista, pero que ya está dejando críticas importantes de los privilegiados que han podido probar el dispositivo. Apple ha eliminado el audio estéreo: este móvil solo emite sonido por la parte inferior y no lo complementa con un altavoz situado en la parte delantera superior.

Quienes lo han probado, comentan que su audio es bastante pobre y que se siente muy diferente al resto de móviles del mercado. No es para menos: el sonido estéreo lleva varios años siendo común en móviles de todos los rangos de precio.

¿Merecen la pena los sacrificios?

Mi humilde opinión es que no. Para empezar, estamos ante un móvil carísimo. Hemos normalizado ver constantemente dispositivos de 1.200 euros, pero eso no quiere decir que este iPhone Air no sea uno de los terminales más caros del momento. Pagar esta cantidad de dinero debería ir de la mano con la excelencia, y si bien puede ofrecerla en términos de diseño, en el resto de apartados clave es un móvil que se queda cojo.

Tener en la mano un móvil de unos 5 milímetros y 160 gramos de peso es una experiencia que recomiendo a todo el mundo, pero no para todos los días ni para desembolsar 1.200 euros. Al poco tiempo te arrepentirás de tener un móvil que a duras penas te permite terminar el día con batería o con el que tienes que gestionar ciertas cosas para que siga encendido.

Para mí, la experiencia de la gama alta es otra cosa, y pasa, principalmente, por poder exprimir al máximo las mejores características del mercado sin tener que preocuparte por nada. Con el iPhone Air, al igual que me ocurre con el Galaxy S25 Edge, esto no será así: estarás más pendiente de una buena gestión de la autonomía antes que de disfrutar de sus bondades, las cuales, por culpa de su diseño, quedan lejos de lo que deberían ser por 1.200 euros.

«Ya, Quelian, pero llevas 4 meses con un Galaxy S25 Edge en el bolsillo y sigues utilizándolo, tan malo no será.» Si sigo utilizándolo, es porque tengo a mi disposición otros dispositivos: cuando tengo que pasar todo el día fuera de casa, irme de vacaciones o hacer muchas fotos, cambio la SIM y guardo el móvil ultra fino en un cajón.

Como ya comenté en mi análisis del Samsung, no es un móvil en el que puedas confiar para pasar un día de vacaciones haciendo fotos o vídeos. Tampoco si los enchufes escasean allá por donde trabajas. Cuando lo tienes durante varios días, da la sensación de estar ante una prueba piloto, no de un móvil acabado que la gran mayoría pueda disfrutar.

Y, aunque puedo pecar de imprudente, creo firmemente que esta será la misma experiencia que va a ofrecer el iPhone Air: una obra de ingeniería espectacular en la mano que arrastra una serie de carencias inconcebibles para la mayoría.

Ver fuente