Todos hemos visto alguna vez un carrito de la compra abandonado. Un comprador lo usó para llevar sus bolsas a casa, colocó todo y le dio pereza volver al supermercado, así que lo dejó en el rellano de su edificio o, peor aún, en mitad de la calle. Esto es algo mucho más habitual de lo que podríamos llegar a pensar. En países como Inglaterra se ha convertido en todo un símbolo de contaminación. No solo porque un amasijo de hierro abandonado en mitad de la calle o el campo supone una intrusión en el paisaje. También porque los gastos medioambientales de reponer estos carritos de la compra en los supermercados de los que salieron son inmensos.

Esta es la conclusión a la que llegó este año un equipo de científicos de la Universidad de Warwick. Tomaron cifras sobre el abandono de carritos de la compra, tanto en Reino Unido como en otros países, como Sudáfrica y Australia, y luego calcularon la huella de carbono que supondría fabricar y transportar nuevos carritos para sustituirlos. 

Observaron que la contaminación, especialmente la relacionada con el transporte, es inmensa. También han analizado la huella de carbono que supondría reparar los carritos de la compra y devolverlos a su supermercado de origen. Por supuesto, es mucho más reducida, pero sigue siendo un problema. Lo ideal, como es lógico, es que, si decidimos coger prestado uno de estos carritos, nos tomemos la molestia de devolverlos. Si no, los establecimientos tendrán que tomar medidas drásticas.

¿Cuál es la huella de carbono de reponer los carritos de la compra abandonados?

En Reino Unido, como ya hemos visto, es sorprendentemente habitual el abandono de carritos de la compra. Se calcula que cada año se encuentran fuera de su lugar unos 520.000 de estos objetos. 

Los supermercados no pueden prescindir de ellos, por lo que deben reponerlos. En caso de que lo hagan fabricando nuevos carritos de la compra, la contaminación que supone es bestial. Solo el gasoil usado por las furgonetas que los llevan a su destino provoca la emisión a la atmósfera de 343 toneladas métricas de dióxido de carbono. Equivale, más o menos, a la contaminación de 80 coches de gasolina en un año. No es poco.

Carritos de la compraCarritos de la compra
Si lo coges prestado para llevar la compra a casa, devuélvelo después. Crédito: Freepik

Por otro lado, si solo el 10 % de esos carros requiriesen la instalación de un revestimiento de zinc para prevenir la corrosión estaríamos ante el doble de toneladas de CO2. En cuanto a la fabricación completa de un nuevo carrito de la compra, estos científicos han calculado que da lugar a 65,14 kg de CO2. La cosa cambia mucho con la recolección y devolución del carro, ya que solo se emiten 0,69 kg de CO2. Está claro que es mejor recuperar los carritos de la compra abandonados, pero a veces están demasiado dañados o directamente no se encuentran, por lo que no queda más remedio que fabricar otro.

¿Cuál es la situación en España?

Las cifras halladas en Sudáfrica y Australia son también bastante alarmantes. Hay países, como España, que no tienen un cálculo tan claro de la cantidad de carritos de la compra que se abandonan. No obstante, hay cadenas de supermercados que sí que lo monitorizan.

Mercadona, por ejemplo, calcula que cada año se abandonan 65 carritos por cada uno de sus supermercados. Esta es la media. Lógicamente hay supermercados en los que no se roba ningún carrito, mientras que en otros son mucho más de 65. La cuestión es que, si esa es la media y tenemos en cuenta que en total hay unos 1.600 establecimientos en todo el país, estaríamos hablando de más de 100.000 carritos solo en Mercadona.

No sabemos si el impacto medioambiental preocupa a Juan Roig. Sí se ha hecho público que le preocupa el dinero. No nos sorprende. La cuestión es que cada carrito cuesta unos 100 euros, por lo que reponer 100.000 carritos cuesta 10 millones de euros al año. Para evitarlo, en los últimos años la compañía ha implantado un sistema que bloquea las ruedas de los carritos de la compra cuando salen de los supermercados. Así, se evitan males mayores.

Mercadona y su proceso onlineMercadona y su proceso online
Mercadona ha hecho cálculos y tomado medidas al respecto.

Quizás otros supermercados deberían unirse a este sistema. Ya no por el dinero, que en el caso de grandes compañías no llega a ser tanto, pero sí por el medioambiente. Porque da igual si somos ricos o pobres, con pequeños establecimientos o grandes superficies. El cambio climático está dañando poco a poco el único planeta del que disponemos todos. Vale la pena cuidar hasta el más mínimo de los detalles para que no siga su curso. 

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