Vas al gimnasio por primera vez después de mucho tiempo. Intentas no pasarte con el peso que levantas para no lesionarte, pero haces algo de esfuerzo para que los músculos trabajen. Te hidratas, estiras antes y después del ejercicio y realizas todos los trucos que te han contado que sirven para prevenir las agujetas. Al día siguiente, los músculos están algo doloridos, pero no demasiado. Parece que tus trucos han funcionado y puedes cantar victoria. Pero no, no podías. Y es que las verdaderas agujetas no llegan al día siguiente, sino dos días después del ejercicio.

Muchos hemos vivido esta historia alguna vez, cada uno con sus pequeñas variaciones. A veces creemos que las agujetas de un nuevo ejercicio no han sido para tanto, pero a las 48 horas descubrimos que estas aún no habían llegado a su peak. ¿Pero por qué? ¿Qué es lo que pasa en nuestros músculos para que las agujetas tarden dos días en llegar a todo lo alto?

Llama la atención también que a los tres días casi desaparecen. Después de ese pico, llega una recuperación bastante rápida por lo general. Todo esto tiene una explicación, pero, antes de verla, debemos empezar por el principio.

¿Qué son las agujetas?

En el pasado se creía que las agujetas eran un dolor causado por los cristales de ácido láctico que se forman como consecuencia del ejercicio. Sin embargo, hoy sabemos que eso no es cierto. De hecho, el ácido láctico es bastante necesario.

En realidad, lo que nos duele después de ejercitarnos son las microroturas que se producen en las fibras musculares. Durante el proceso se genera también algo de inflamación, aumentando aún más el dolor. Pero, por suerte, son unas molestias que no duran mucho, porque, al tratarse solo de lesiones muy pequeñas, el músculo se regenera bastante deprisa.

¿Por qué son peores a los dos días?

Cuando hacemos ejercicio, tiene lugar el metabolismo de las proteínas musculares. Esta es la combinación de la síntesis y la destrucción de tejido muscular. Una parte se daña, como ya hemos visto con las microroturas. Pero, además, a medida que se va sometiendo a esfuerzo se va fabricando músculo nuevo. El objetivo es que el balance sea positivo. Es decir, que se cree más músculo del que se destruye. Pero, mientras esto ocurre, sobre todo durante la parte de descomposición, se generan radicales libres. Estas son moléculas inestables, que han perdido un electrón de su capa más externa y necesitan robárselo a otro átomo o molécula para volver a ser estables. Ese robo de electrones es lo que se conoce como oxidación.

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