El premio Nobel de medicina se anunció ayer, 7 de octubre. Esta vez los ganadores han sido Victor Ambros y Gary Ruvkun por el descubrimiento del microARN y su papel en la regulación genética postranscripcional. Si bien ambos empezaron su investigación juntos, cuando eran investigadores postdoctorales en un mismo laboratorio, los resultados que condujeron al Nobel los llevaron a cabo por separado, en dos estudios relacionados pero diferentes. Lógicamente, en estos estudios hay más firmantes. No todos pueden hacerse con el Nobel, sobre todo porque no todos los firmantes de un estudio han contribuido del mismo modo a su desarrollo. El problema es que en el estudio de Ambros figura una primera autora a la que no se ha tenido en cuenta para el galardón: Rosalind Lee.

Como primera autora, está claro que su trabajo de investigación tuvo un peso importante en los resultados. Sin embargo, su nombre no ha estado entre los premiados. Es inevitable pensar en Pierre y Marie Curie, pues resulta que Rosalind Lee es la esposa de Victor Ambros. Sin embargo, mientras que Pierre Curie en su día se negó a recibir el Premio Nobel de Física si no era en compañía de Marie, que había participado en la investigación exactamente al mismo nivel que él, no parece que Ambros haya hecho lo mismo.

Esto no quiere decir que Victor Ambros no merezca el premio Nobel de Medicina. Es cierto que todo empezó cuando él y Ruvkun eran investigadores postdoctorales. Sin embargo, es inevitable pensar que, como siempre, los nombres de las mujeres no se tienen tan en cuenta como los de los hombres. Puede que Rosalind Lee se uniese más tarde a la investigación, pero su papel fue fundamental en el hallazgo definitivo. 

Las mujeres que se quedaron sin galardón

La historia de los premios Nobel está plagada de mujeres que deberían haberse hecho con uno, pero lo acabó recibiendo un hombre de su entorno en su lugar.

Es bien conocido el caso de otra Rosalind: la química Rosalind Franklin. En 1952, fue la autora de la fotografía con la que James Watson y Francis Crick pudieron descubrir la forma de doble hélice de la molécula de ADN. Sin embargo, el premio Nobel de Medicina fue a parar a ellos dos y a Maurice Wilkins, el encargado de enseñar a Watson la foto a espaldas de Franklin. Es cierto que cuando se entregó el galardón ella había fallecido a causa de un cáncer resultante de su trabajo con rayos X. No obstante, nadie le confirió mérito alguno. Ni siquiera a su memoria.

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Rosalind Franklin merecía el premio Nobel, pero murió sin ningún reconocimiento.

Su caso es de los primeros que nos vienen a la mente al pensar en las injusticias cometidas por el Comité del Nobel con las mujeres. Sin embargo, hubo otros antes, como el de Lise Meitner. En 1938, Meitner lideró el trabajo que dio lugar al descubrimiento de la fisión nuclear. Sin embargo, el premio Nobel de Física fue para su director, Otto Hahn.



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