La impresión ya no es lo que era. Imprimir tinta en un folio es algo demasiado básico si lo comparamos con los últimos avances en impresión. Gracias a las impresoras en 3D se pueden imprimir desde una hamburguesa hasta dientes. Con ayuda de la biotinta es posible regenerar tejidos dañados. Hay un sinfín de aplicaciones en el ámbito de la biomedicina, en el que la impresión adquiere una identidad muy distinta a la que estamos acostumbrados. Sin embargo, es una tecnología en pañales a la que le queda mucho por evolucionar. Por ejemplo, a veces es complicado llevar las bioimpresoras al lugar en el que es necesaria la impresión, por lo que un equipo de científicos de la Ecole Polytechnique Federale de Lausanne, en Suiza, ha ideado una impresora tragable, que se toma en modo de píldora y viaja justo hasta donde debe imprimir. 

De momento, se han logrado regenerar tejidos dañados en el laboratorio, así como directamente en el sistema digestivo de conejos. No se ha probado en humanos, pero los resultados son bastante positivos.

Si esta bioimpresora tragable resulta ser igual de útil en humanos, podría reparar tejidos de todo tipo en el sistema digestivo, desde úlceras hasta hemorragias. Ahora bien, ¿cómo consigue llegar a su destino? E igualmente importante, ¿qué hace exactamente una vez que lo logra?

¿Cómo funcionan las bioimpresoras para reparar tejidos?

Las bioimpresoras son dispositivos cargados con biotinta. Normalmente esta está compuesta por polímeros biodegradables, procedentes de algas, que se depositan en la zona deseada para dar lugar a una especie de andamio sobre el que pueden proliferar nuevas células.

En el sistema digestivo, las bioimpresoras pueden ser muy útiles para reparar tejidos en lesiones ulcerosas. También podrían ayudar a detener hemorragias. Pero hay un gran problema. Normalmente se requiere abrir a los pacientes y conectarlos al dispositivo, con una intervención bastante compleja e invasiva. Por eso, estos científicos suizos pensaron que se podría solucionar el problema con una bioimpresora tragable.

¿Cómo funciona esta curiosa píldora?

La investigación en nanopartículas ha permitido en numerosas ocasiones el desarrollo de cápsulas cargadas con fármacos que se pueden guiar desde fuera del cuerpo mediante un imán o un haz de rayos láser. Depende de si son magnéticas o reaccionan a la luz en la longitud de onda seleccionada. Este mecanismo se está estudiando mucho sobre todo para administrar quimioterapia evitando parte de sus efectos secundarios.

Con estos conocimientos, los autores del estudio que se publicó en septiembre pensaron que se podía hacer una combinación. ¿Y si se introdujese una bioimpresora dentro de una píldora?

Tenía tanto sentido que lo consiguieron. Utilizaron una píldora cargada con alginato. Este es un polisacárido procedente de las algas que se utiliza ampliamente como biotinta. No obstante, aprovecharon también para añadir células, que se unirían a las que proliferen normalmente en los tejidos dañados, y factores de crecimiento, que favorecerían esa proliferación.

conejoconejo
De momento se ha probado solo en conejos. Crédito: Pablo Martínez (Unsplash)

La bioimpresora tragable no utiliza ningún sistema de cables, pero sí que se puede controlar con un imán. Justamente este es el que permite guiarla por el sistema digestivo hasta la zona en la que se deben reparar los tejidos. Una vez allí, la biotinta pone el molde y las células van creando tejido nuevo.

En las primeras pruebas se logró mantener la biotinta durante 16 días, un tiempo más que aceptable para que a las células les dé tiempo de comenzar a cubrir la zona. Sin duda, es una opción muy prometedora, aunque, como hemos adelantado, quedan muchas pruebas por delante. Si finalmente puede aplicarse en humanos será todo un hito en el ámbito de la medicina regenerativa. 

Ver fuente