Estudiantes universitarios de todo el mundo están volviendo estos días a las aulas. Algunos lo hacen por primera vez. Otros empiezan un nuevo año de carrera. Muchos de ellos no tardarán en quedarse en casa por un resfriado que, sobre todo, parece afectar a los de primer año. Tanto como para haberse bautizado como gripe del novato.

Cabe destacar que este es solo un nombre coloquial. No se trata necesariamente de una gripe. En realidad, puede ser prácticamente cualquier virus respiratorio, como un rinovirus o un coronavirus. Los síntomas, por lo tanto, son variables, ya que dependen del virus en cuestión. Pero en general se suelen caracterizar por dolor de cabeza, fiebre, mucosidad y, en algunos casos, erupciones en la piel y rigidez en el cuello. Estos dos últimos síntomas pueden darse cuando el virus se complica y causa una meningitis. Por eso, aunque en la mayoría de casos la gripe del novato no entraña ningún peligro, se debe prestar atención a los síntomas. 

Cabe destacar también que no hay una ciencia sólida que respalde el origen de la gripe del novato. ¿Hay en realidad un patrón o simplemente cada vez que un estudiante se enferma como lo hace cualquiera al principio de la temporada otoñal tendemos a forzar ese patrón en nuestra mente? No está claro, pero, aun así, es interesante conocer las hipótesis que hay al respecto.

¿A qué se debe la gripe del novato?

Lógicamente, el primer factor que puede explicar la gripe del novato es la temporada en la que tiene lugar. Las clases, tanto en la universidad como en otros niveles educativos, comienzan prácticamente a la vez que el otoño. Coinciden con la época de los virus estacionales, como la gripe o el coronavirus. Por eso, es habitual que muchos estudiantes enfermen de golpe.

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La gripe del novato no es necesariamente una gripe: Crédito: Engin Akyurt (Unsplash)

Por otro lado, los primeros días de universidad los estudiantes se encuentran con muchas personas de distintas procedencias con las que no han convivido con anterioridad. Estas pueden portar virus con los que ellos no han estado en contacto antes y, por lo tanto, no están inmunizados. 

Esto es normal. También puede pasar al entrar a una nueva oficina o incluso al empezar una nueva relación amorosa. Nos exponemos a los virus de otras personas y, si esas personas no son de nuestro entorno habitual, puede que nuestro sistema inmunitario aún no haya lidiado con ellos.

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