La vuelta al cole es sinónimo de resfriados, virus estomacales y todo tipo de afecciones contagiosas. Tampoco puede faltar la gripe, sobre todo cuando avance más el otoño, y la COVID-19, que, a pesar de lo que muchos piensan, no ha llegado a irse. Ya casi nadie usa mascarillas cuando tiene síntomas respiratorios, ni se hace test de antígenos para confirmar o descartar sospechas. Se pasa como un resfriado más y normalmente lo es. Sin embargo, un estudio recién publicado por científicos de varias universidades estadounidenses señala que tendríamos que prestarle más atención, especialmente en caso de reinfección. Y es que, según sus resultados, cuando los niños contraen el virus por segunda vez las posibilidades de contraer COVID persistente se duplican.
Cabe destacar que este estudio se llevó a cabo entre enero de 2022 y octubre de 2023, cuando había una gran predominancia de la variante ómicron. Hoy en día circulan mayormente subvariantes de esta. Por ejemplo, actualmente destaca una conocida como Stratus. No podemos confirmar que las variantes que predominan ahora se vayan a comportar como lo hizo Ómicron en su momento. Pero lo que sí sabemos es que, si bien no debe cundir el pánico, habría que seguir prestando atención a la vacunación y las medidas de precaución. Las complicaciones como la COVID persistente nunca han llegado a desaparecer.
No se trata de infundir miedo a los niños. Pero si tenemos la oportunidad de vacunarlos contra la COVID-19, mucho mejor. Es cierto que la vacunación no impide por completo los contagios. De hecho, en el estudio que se acaba de publicar se detectaron casos de COVID persistente incluso en niños vacunados. Pero sí que es un hecho que la vacunación es un acto tan solidario como egoísta, que protege al vacunado y ayuda a minimizar la transmisión.
¿Qué se vio en este estudio sobre COVID persistente?
Para llevar a cabo este estudio se analizaron los casos de 460.000 niños y adolescentes atendidos en 40 hospitales de Estados Unidos. El objetivo inicial era analizar cómo afecta la COVID-19 a las poblaciones más jóvenes. Sobre todo, querían ver en qué casos aumenta el riesgo de COVID persistente.
Así, se vio que, tras la primera infección de COVID-19, 904 niños por cada millón desarrollaron COVID persistente en los 6 meses posteriores. En cambio, cuando hubo una segunda infección, las cifras de COVID persistente ascendieron hasta 1.884 por millón. Son datos bajos, pero llama la atención el hecho de que se duplican.
Los datos fueron independientes de factores que podrían haber influido, como la gravedad de la enfermedad, la etnia, la edad, el sexo, la vacunación o el sobrepeso.


Sí, hay limitaciones
Hay tres grandes limitaciones en este estudio. La primera, como ya hemos dicho, es que se llevó a cabo con la predominancia de una sola variante del virus de la COVID-19. Por otro lado, todos los niños eran de Estados Unidos. Al menos habían sido atendidos en hospitales de este país. No se puede saber si es extrapolable a otros lugares, aunque, puesto que tuvieron en cuenta distintas etnias, sí que podría ampliarse algo más.
Finalmente, cabe destacar que solo se hizo con niños que habían sido atendidos en hospitales. Puede que algunos fuesen casos leves y que solo se hubiesen registrado como positivos, pero está claro que habría otros muchos casos leves que pasarían desapercibidos o no se registrarían por otros motivos. Eso indicaría que las cifras no son exactas.
Aun así, vacúnales contra la COVID-19
A pesar de que el estudio tiene sus limitaciones y que, por supuesto, no debe cundir el pánico, este tipo de estudios nos recuerdan varias cosas.


La primera es que, si un niño tiene síntomas respiratorios, ya sea con una confirmación de COVID-19 o sin ella, en la medida de lo posible no debería ir al colegio. Se deben evitar los contagios. Lo segundo que debemos recordar es la importancia de la vacunación. Aunque nos parezca que los niños no son una población vulnerable a la COVID-19, sí que pueden contagiar a una persona mayor o contribuir a la expansión de la enfermedad. Pero, sobre todo, ahora sabemos que, quizás, podrían desarrollar una COVID persistente a base de reinfecciones. No debemos sentirnos culpables ni entrar en pánico si se infectan. Lo más probable es que sea un resfriado más. Pero, al menos, deberíamos recordar siempre estas sencillas medidas.