Que las mujeres no se han tenido apenas en cuenta en la investigación médica a lo largo de la historia no es una sorpresa. Por eso, ha sido sorprendente descubrir que el cerebro femenino se encoge con el envejecimiento a un ritmo menor que el masculino. Cuando un equipo de científicos de la Universidad de Oslo ha comparado por fin ambos cerebros con una cantidad alta de participantes ha descubierto un dato que contradice algunas ideas muy extendidas.
Y es que, curiosamente, hay muchísimos más casos de alzhéimer en mujeres que en hombres. Por ejemplo, en Europa la incidencia de la enfermedad es de 7,02 casos por cada mil personas al año para los hombres y de 13,25 casos anuales por cada 1.000 personas para las mujeres. Esto llevaría a pensar que el cerebro femenino envejece peor. No obstante, también se ha considerado durante mucho tiempo que el encogimiento del cerebro era un rasgo de envejecimiento y, después de lo que se acaba de descubrir, empieza a parecer menos probable.
Al menos, no debe ser el único factor que influye en el envejecimiento, pues el cerebro masculino se encoge mucho más rápido y en muchas más regiones que el cerebro femenino. ¿Qué implica todo esto? De momento no tenemos respuesta. Sin embargo, está claro que había un factor muy importante que no se estaba teniendo en cuenta al estudiar esas enfermedades asociadas al envejecimiento.
¿Cómo se encogen el cerebro femenino y el masculino?
Para llevar a cabo el estudio más completo hasta la fecha sobre encogimiento del cerebro, estos científicos recopilaron más de 12.000 escáneres cerebrales realizados a lo largo de varios años. Los participantes tenían entre 17 y 95 años y se habían realizado al menos dos resonancias magnéticas cerebrales. Entre cada una de ellas hubo al menos un intervalo de tres años. Esto permitía saber cómo cambia el cerebro a lo largo de los años en una misma persona y al comparar a individuos de distintas edades.
Así, se vio una disminución en un mayor número de regiones del cerebro masculino a medida que la persona envejecía. Sobre todo se detectó en la corteza. En cambio, las mujeres mostraron una disminución en menos regiones y el grosor de su corteza se alteró menos con la edad. Pero el cerebro femenino no solo se mantiene más intacto a este nivel. En general, se vieron diferencias basadas en el sexo en el volumen cerebral total, el volumen cerebral subcortical, el grosor cortical y el área de superficie, entre docenas de otras mediciones.


¿Qué significa todo esto en relación con el envejecimiento?
La realidad es que no se sabe qué significa todo esto. El encogimiento del cerebro se asocia con el envejecimiento y se ha visto que el cerebro masculino se encoge más deprisa que el cerebro femenino. Además, lo hace especialmente en regiones de la corteza. Los cambios en estas regiones son los que marcan la diferencia entre las personas con un envejecimiento normal y los superagers, cuyo envejecimiento va mucho más lento a nivel cerebral. Por lo tanto, que el cerebro femenino se encoja menos significaría que las mujeres están más protegidas frente a enfermedades asociadas al envejecimiento. Es, por ejemplo, el caso del alzhéimer.
Ya que sabemos que esto no es así, está claro que hay otros factores por investigar. Tampoco se sabe si puede tener que ver con el hecho de que los hombres tengan una esperanza de vida menor que la de las mujeres. Y sí que resulta curioso si lo leemos en el contexto de esos científicos que en el pasado consideraban que las mujeres eran menos inteligentes por tener cerebros más pequeños.
Sea como sea, este hallazgo nos recuerda la importancia de buscar las diferencias entre sexos para cualquier componente biológico que se quiera estudiar. Si queremos velar por la salud del 100 % de la población, no podemos investigar solo a un 50 %. Este estudio es un gran ejemplo de ello.