Los futuros viajes a Marte supondrán muchos retos. Lógicamente, no es un viaje para ir y venir en un periodo corto de tiempo. Es un trayecto extremadamente largo. Por eso, para que sea rentable, los astronautas deberán quedarse allí en una estancia larga. En ese tiempo la idea es, con el tiempo, poder establecer colonias con los recursos suficientes para subsistencia de unos cuantos humanos. Pero hay ciertos problemillas, como la ausencia de oxígeno. Se pueden llevar bombonas o tanques de oxígeno desde la Tierra, pero recordemos que habíamos hablado de rentabilidad. Eso no es nada rentable. Lo ideal sería buscar formas de obtener ese oxígeno directamente en Marte; algo que, según un estudio publicado recientemente, podría hacerse con algo de ayuda microscópica.
Dicha ayuda la proporcionan las cianobacterias del género Chroococcidiopsis. Son ya bastantes los estudios que se centran en ella por su condición de microorganismo extremófilo. Esto indica que puede vivir en condiciones extremas. De hecho, en la Tierra es bastante habitual en los desiertos. ¿Y qué hay más inhóspito y desierto en los proyectos futuros de la humanidad que los viajes a Marte?
Todo apunta a que Chroococcidiopsis sobreviviría bien en Marte, pero, además, podría ser esa ansiada herramienta para obtener oxígeno directamente en el planeta rojo. Solo haría falta un poco de dióxido de carbono y regolito marciano. Es decir, el polvo que cubre el suelo de Marte.
¿Por qué centraron estos científicos su atención en Chroococcidiopsis?
Como ya hemos visto, Chroococcidiopsis es una cianobacteria extremófila. Puede vivir en condiciones tan extremas como las del desierto. En la Tierra se encuentra en algunos de los principales desiertos de América del Norte y Asia. Y también en la Antártida, porque sí, a pesar de toda esa nieve, la Antártida puede considerarse un desierto. Sobre ella caen menos de 200 mm de precipitaciones al año.
Tras realizar varios experimentos en la Tierra que demostraron sus superpoderes terrestres se optó por llevar a cabo otros experimentos, esta vez en condiciones marcianas. Los más importantes son BIOMEX, como abreviatura de Biology and Mars Experiment, y BOSS, que no se llama así porque el investigador principal sea Bruce Springsteen, sino por las siglas de BioFilm Organisms Surfing Space.
Aunque el objetivo de todos estos experimentos era estudiar si podría usarse Chroococcidiopsis en futuros viajes de Marte, se llevaron a cabo en el módulo Exposing Organisms to a Space Environment (EXPOSE) de la Estación Espacial Internacional.


¿Cómo se realizaron los experimentos?
En cada uno de los experimentos se expuso a la cianobacteria a las condiciones del espacio durante alrededor de un año y medio. Así, se vio que resiste bastante bien a casi todas las inclemencias espaciales. Su única kriptonita parecen ser las radiaciones ultravioleta extremas. No obstante, se vio que no era difícil proteger a Chroococcidiopsis de dichas condiciones. Basta con una fina capa de regolito o una capa de células de las mismas cianobacterias que se inmolen en la parte superior para proteger a las que están debajo.
Así, se consiguió que la cianobacteria sobreviviera. Incluso podían resistir a otras radiaciones extremas. Las células se reactivaron después de la exposición a una dosis de rayos gamma 2.400 veces superior a la que es letal para un ser humano.
También se le dan bien las temperaturas extremas
En experimentos realizados en la Tierra se vio que Chroococcidiopsis era capaz incluso de sobrevivir a temperaturas extremadamente bajas. Al exponerse a temperaturas de -80 ºC, las células entraron por sí solas en un estado de vitrificación. Ese es un proceso por el que las células sometidas a temperaturas muy bajas a una gran velocidad se convierten en en una especie de vidrio que las mantiene vivas hasta que se vuelvan a atemperar. De hecho, es el principal proceso que se usa hoy en día para conservar ovocitos o embriones en las clínicas de reproducción.
¿Qué tiene que ver todo esto con el oxígeno y los viajes a Marte?
Al comprobar la capacidad de Chroococcidiopsis para sobrevivir a condiciones extremas, los autores del estudio que se acaba de publicar, procedentes de la Universidad de Roma Tor Vergata, quisieron comprobar sus cualidades en un entorno marciano simulado.


Sobre todo se centraron en el regolito. Y es que, en el pasado, se había planteado la hipótesis de que algunas cianobacterias extremófilas podrían usar el suelo marciano para obtener oxígeno y fijar carbono. En un proceso muy similar al de la fotosíntesis de las plantas en la Tierra, usarían los nutrientes del regolito y el dióxido de carbono, muy abundante en la atmósfera marciana, para dar lugar al oxígeno tan necesario para los viajes a Marte. Pero hay un problema.
El regolito marciano contiene muchos percloratos, unos compuestos que causan un gran estrés oxidativo en las células, pudiendo incluso causar su muerte. Esa era la gran limitación. Sin embargo, cuando hicieron la prueba con Chroococcidiopsis vieron que sus mecanismos de reparación de ADN son tan eficaces que incluso puede sobrevivir a la oxidación causada por los percloratos. Eso, como explican en un artículo sobre este tema publicado en Universe Today, convertiría a Chroococcidiopsis en una mascota ideal para los viajes a Marte. Sí, puede que hayas pensado en un perrito, pero esto es más útil. Además, los perritos siempre serán mucho más felices si se quedan con sus patitas sobre la Tierra.