Pareja viendo las ventajas y desventajas de compartir cuenta bancaria

Cuenta vinculada

Este tipo de cuentas, más recientes, son un híbrido entre las cuentas individuales y las conjuntas. Permiten realizar transferencias entre cuentas, lo que facilita la gestión de pagos y recibos, pero manteniendo en todo momento privacidad en las cuentas individuales de cada persona. Algo así como pequeños depósitos de acceso común que dependen de una cuenta privada.

Además de estos tipos de cuentas compartidas, existe otro factor que debemos conocer: el régimen de disposiciones o, para entendernos, el derecho de acceso que tienen sobre el dinero cada uno de los cotitulares. Estos son los regímenes principales:

· Disposición conjunta o mancomunada: Para llevar a cabo cualquier retirada de capital se necesita que todos los titulares (o un determinado número) autoricen la operación. Suele ser la opción más común en empresas, especialmente entre las que cuentan con estructuras más grandes.

· Disposición indistinta o solidaria: En esta modalidad cualquier titular puede hacer uso del dinero de la cuenta sin necesidad de tener el ok del otro u otros cotitular/es. Es la opción elegida por la mayoría de parejas, familias y convivientes al ser mucho más práctica, pero también más peligrosa si no tenemos la confianza suficiente.

· Disposición subordinada: En este tipo de modelos los titulares tienen distintos niveles de operatividad. Esto permite que ciertas personas tengan un control total de la cuenta, mientras que otros titulares solo podrán realizar ciertas operaciones de forma autónoma como sacar cierta cantidad de dinero, mientras que para opciones más complejas como solicitar una tarjeta requerirán de una autorización por parte del otro/s propietario/s de la cuenta. Este tipo de cuenta es la mejor opción para padres con hijos pequeños o adolescentes, ya que se les permite establecer limitaciones en la retirada, restringir transferencias a otras cuentas y otras opciones interesantes.

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