Pedro Almodóvar estrena por fin en España su nueva película, La habitación de al lado. Ganadora del León de Oro a Mejor Película en el prestigioso Festival de Venecia, se trata del primer largometraje en inglés del director manchego. Tras más de cuarenta años de carrera, el laureado cineasta se lanza de lleno con la lengua de Shakespeare de la mano de dos de las actrices de mayor renombre de la industria. Julianne Moore y Tilda Swinton protagonizan esta historia que reflexiona sobre la muerte, pero también sobre la vida, el pasado y la memoria.

La habitación de al lado sigue a Ingrid, una mujer escritora de considerable éxito que trabaja el género de autoficción. Un día recibe la noticia de que Martha, una antigua amiga, padece cáncer y se está muriendo. Este será el punto de partida para recuperar una amistad que llevaba años en pausa. Ambas mujeres reconectarán inmediatamente y, así, Ingrid pasará a ser quien cuide de Martha en sus últimos meses de vida. En una tranquila casa de campo, compartirán múltiples anécdotas y descubrirán su visión sobre la vida en mitad de la extrema situación.

La habitación de al ladoLa habitación de al lado

La habitación de al lado

Con La habitación de al lado, Almodóvar consiguió el primer León de Oro de Venecia en toda la historia del cine español. Paradójicamente, lo hizo con su primera película en inglés. Un filme en el que el sello del director es plenamente visible, pero en un claro esfuerzo de contención y depuración de estilo. Aunque no es perfecta y quizá está lejos de sus mejores obras, su potente mensaje y la gran actuación de sus protagonistas la convierten en una película muy sólida.


























Puntuación: 3.5 de 5.

Un Almodóvar contenido

Desde hace ya algunos años, Pedro Almodóvar ha emprendido una búsqueda de lo profundo y elemental que le ha llevado a ejecutar filmes tan grandiosos como Dolor y Gloria. En La habitación de al lado, continúa bajo esta misma dinámica, envolviendo todo el conjunto en un aura melancólica y taciturna exquisita. Para ello, trabaja desde la pura contención de sí mismo, alejándose de sus obras más recargadas.

Almodóvar ha pasado por varias etapas. En esta que nos ocupa, su idiosincrasia ha alcanzado un nivel de elegante sobriedad que con La habitación de al lado llega a cotas nunca antes vistas en su cine. La historia es puro drama, pero no se deja llevar ni por la sensiblería ni por la emotividad exageradas. El guion y cada una de sus reflexiones son sorpresivamente austeras, si bien ni mucho menos vacías.

Esto quizá le reste algo de garra a la película, pero también le otorga una bella sensación de madurez propia de un cineasta que, a sus 75 años, sigue manteniendo ese ímpetu por narrar. La habitación de al lado no cuenta con el nervio que antaño se le presuponía, pero no por ello impide ver su personalidad almodovariana única. Porque, a pesar de todo, su toque sigue ahí. A nivel visual, esos colores vívidos y chillones mezclados deliciosamente con otros pastel adornan una cinta plagada de temas y recursos formales y narrativos (planos, uso de la música, ritmo…) de sobra reconocibles.

La habitación de al ladoLa habitación de al lado

Un poderoso mensaje

Por supuesto, lo mejor de La habitación de al lado es su crítica social. Toda la película gira en torno a la idea de la muerte digna. Almodóvar nos habló, no con tanto tino, de la memoria histórica en Madres Paralelas. Ahora, aboga con muchísimo mayor acierto por el tema de la eutanasia. Expone en un fabuloso juego de equilibrio de dolor y frialdad cómo nuestros enfermos han de tener, ante todo, el derecho a decidir cómo y cuándo se marchan de este mundo. La moraleja es poderosísima y supone un brutal alegato en favor de la causa por la que tanto tiempo se lleva luchando.

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