Un equipo de científicos del Great Ormond Street Hospital (GOSH) y del University College de Londres ha probado con gran éxito un tratamiento contra el cáncer en un ensayo clínico en el que el 64 % de los pacientes lleva ya de 3 meses a 3 años libre de la enfermedad. Los pacientes eran 9 niños y 2 adultos afectados por leucemia linfoblástica aguda. Todos estaban gravemente enfermos, no habían respondido a los trasplantes de médula ósea y se consideraban prácticamente incurables.
Este tratamiento contra el cáncer es una modificación de la terapia CAR-T, que ya ha dado muy buenos resultados con otros tumores. Se trata del uso de linfocitos T modificados genéticamente para combatir por sí mismos y con gran eficiencia a las células tumorales. Normalmente se usan linfocitos del propio paciente. En este caso se ha usado una colección de linfocitos obtenidos de un donante, pero modificados para que ningún sistema inmunitario reaccione contra ellos. Esa es una de sus primeras grandes ventajas. También es muy novedoso el mecanismo de edición genética usado, ya que minimiza posibles daños cromosómicos.
Todo ello ha dado una gran oportunidad a pacientes que se consideraban prácticamente desahuciados. Aún queda mucha investigación por delante, pero los resultados de este tratamiento contra el cáncer son especialmente esperanzadores.
¿En qué consiste este tratamiento contra el cáncer?
A grandes rasgos, la terapia CAR-T se basa en el uso de linfocitos T modificados genéticamente para reconocer proteínas específicas de los tumores y atacarlos. Los linfocitos T son células que están naturalmente en nuestro sistema inmunitario y que normalmente atacan a las células que se dividen descontroladamente para formar un tumor. Sin embargo, hay tumores que tienen muchos trucos para esquivar el sistema inmunitario, por lo que los linfocitos necesitan nuevas herramientas que les ayuden a superar esos escudos. Eso es lo que se logra con este tratamiento contra el cáncer.


En este caso, los autores del estudio usaron linfocitos T de un donante. Por eso, antes de modificarlos genéticamente, procedieron a eliminar dos proteínas llamadas CD7 y CD52. La primera actúa como señal, avisando al sistema inmunitario de que algo extraño se ha introducido en el organismo. Si se elimina, se evitan posibles rechazos. Como cuando se intenta evitar el rechazo de un órgano. Por otro lado, CD52 actúa también como señal, pero para los fármacos inmunosupresores. Así, al eliminarla, si el paciente necesitase tomar estos fármacos, los linfocitos T modificados no serían atacados por ellos.
Una vez hecho todo esto, se procede a modificar el ADN de los linfocitos para dotarlos de la capacidad de atacar específicamente unas moléculas que se encuentran solo en las células del tumor. En este caso se ha hecho mediante un proceso conocido como edición de bases, en el que no se corta el ADN, sino que se generan reacciones químicas que favorecen el cambio de las letras que componen la secuencia de ADN, de una en una.
¿Qué pasa después?
Una vez que los linfocitos T modificados genéticamente se introducen en el organismo de los pacientes, atacan muy eficientemente a las células tumorales. Al tratarse de una leucemia linfoblástica, esas células tumorales son también linfocitos. Por eso, finalizado este tratamiento, el paciente tendrá una población de glóbulos blancos muy mermada, que normalmente requiere un trasplante de médula. No obstante, si bien antes del tratamiento muchos de estos pacientes no tuvieron buenos resultados son estos trasplantes, tras el uso de las células CAR-T los resultados fueron mucho mejores.
La niña con la que empezó todo
Este tratamiento contra el cáncer, conocido como BE-CAR7, se probó por primera vez en 2022, en una niña de 13 años llamada Alyssa Tapley. Había sido diagnosticada en 2021 y desde entonces ningún tratamiento contra el cáncer había dado buenos resultados. Tampoco los trasplantes de médula ósea. Se consideró una paciente elegible para probar esta modificación de la terapia CAR-T, por lo que se preguntó a su familia si estaría interesada.
Aceptaron participar en las pruebas de la terapia con la gran fortuna de que se obtuvieron resultados muy eficaces para Alyssa. Hoy tiene 16 años y ni rastro de la enfermedad. Tras ver aquellos primeros resultados, se probó a repetir el procedimiento con más pacientes, 8 niños y 2 adultos. El 82 % de ellos logró «remisiones muy profundas» y pudo someterse al trasplante de médula ósea. Además, hoy en día el 64 % de ellos siguen libres de enfermedad, igual que Alyssa. Esto significa que, en el momento de la publicación del estudio, 7 de los 11 pacientes se encuentran en remisión de la enfermedad. En cuanto al tiempo que hace que se sometieron al tratamiento contra el cáncer, va desde 3 hasta 36 meses, como en el caso de Alyssa.


Desgraciadamente, hubo algunos pacientes que no sobrevivieron y otros pasaron por efectos secundarios graves. Aun así, los resultados fueron suficientemente buenos para, como ya hemos dicho, dar esperanza a pacientes en situaciones similares a la de Alyssa. Esta sí que es una gran noticia navideña.