¿Sientes ansiedad desde el primer momento que escuchas el “It’s time” de Mariah Carey? ¿Más de una vez y posiblemente más de diez alguien te ha comparado con el Grinch? ¿Te pasas todo el mes de diciembre buscando excusas para evitar reuniones sociales? La ansiedad por la Navidad es bastante común. Hay quien la compara con una auténtica fobia y quien, en realidad, lo considera un mecanismo de defensa ante la toxicidad que puede albergar esa idea de que todos debemos ser felices en estas fiestas.
Sea como sea, las personas que se sienten así sufren mucho por ello, por lo que es importante, si tienes a una cerca, que la comprendas, y si esa persona eres tú, que no te fustigues por ello.
En este artículo vamos a ver cómo se puede reconocer esa ansiedad por la Navidad y, una vez localizada, algunas pautas para sobrellevarla. La ansiedad, ya sea por la Navidad o por cualquier otro motivo, no es algo que se pueda evitar fácilmente. No se enciende y se apaga a voluntad. Pero sí que es cierto que podemos aprender a vivir con ella para que no se apodere de nosotros. Esa es la misión de la psicología, en estas fechas y durante el resto del año.
¿Cómo se reconoce la ansiedad por la Navidad?
La ansiedad por la Navidad puede darse a muchos niveles. Generalmente, las personas que la padecen muestran muchos cambios de humor durante la temporada festiva, aunque lo más común es que se encuentren especialmente irritables o melancólicos. También es habitual que eviten las reuniones sociales, que se aíslen y que muestren aversión hacia los símbolos típicos de la Navidad. No escuchan villancicos ni decoran sus casas. Evitan todo lo relacionado con esta época y, si no lo evitan por seguir las tendencias o evitar discusiones, les resulta muy fatigoso e incómodo.


Todo esto puede ir acompañado de síntomas mucho más típicos de ansiedad: insomnio, fatiga, tristeza, aceleración del ritmo cardiaco… Cuando estos síntomas son muy muy intensos e interfieren en el día a día de estas personas, se puede incluso llegar a comparar con una fobia.
Muchos nombres para un mismo fenómeno
La fobia a la Navidad, de hecho, tiene nombre propio. Aunque hay quien la conoce como natalofobia, hay un título más común. Eso sí, no es común precisamente porque sea fácil de pronunciar. Se trata de la Christougenniatikophobia, que significa, literalmente, miedo relacionado con el nacimiento de Cristo. Estas personas ya no muestran solo algo de ansiedad por la Navidad. Los síntomas físicos son mucho más tangibles y su malestar resulta a veces bastante incapacitante.
En casos menos graves, se le suele conocer coloquialmente como síndrome del Grinch. No está reconocido como tal clínicamente, pero a veces se usa incluso en el ámbito de la psicología para explicar un poco mejor lo que le pasa a estas personas.


¿A qué se deben todas estas formas de ansiedad por la Navidad?
Del mismo modo que la sintomatología puede variar mucho, también lo hacen los posibles orígenes de esta ansiedad por la Navidad.
Traumas del pasado
Para empezar, puede deberse a traumas o malos recuerdos en relación con estas fiestas. Por ejemplo, sería el caso de la muerte de un ser querido durante las Navidades. Las personas que no tuvieron Navidades felices durante su infancia también suelen rechazar estas fiestas cuando son adultas.
Estrés financiero
Todos relacionamos la Navidad con regalos, reuniones sociales en restaurantes que aprovechan para subir el precio de sus menús, decoraciones carísimas… La Navidad no es igual para alguien con gran solvencia económica que para una persona con dificultades para llegar a fin de mes. Si además esa persona tiene hijos y desea que al menos ellos sí disfruten del espíritu navideño, el estrés puede ser aún mayor. Incluso puede generarse culpabilidad.
Muchos estímulos
No podemos olvidar que la Navidad también está repleta de estímulos sensoriales. Soniquetes interminables, luces por todas partes… Para algunas personas esa puede ser también una gran fuente de ansiedad.


Ansiedad social
La ansiedad social también es otra de las fuentes de ansiedad por la Navidad. A veces, en estas fechas nos vemos obligados a mantener reuniones sociales que en otros momentos del año ni se nos pasan por la cabeza. Para alguien que sufre al interactuar con otras personas, especialmente si no son de su confianza, puede ser un gran motivo de malestar.
Felicidad obligatoria
Para terminar, tenemos esa tremenda obligación de ser felices en Navidad. Los anuncios de televisión, las series y películas que aparecen en todas las plataformas de streaming, los villancicos… Todo nos invita a ser rematadamente felices en estas fechas. Pero no siempre es fácil. Los jefes que te tratan como si no supieses hacer tu trabajo, los números rojos, los problemas de salud, las guerras… Todo sigue ahí en Navidad. No siempre es posible ser feliz en estas fechas y deberíamos entender que eso también está bien. Que la felicidad debe ser más una búsqueda de pequeños momentos que una obligación estacional. Por eso, hay psicólogos que defienden que la ansiedad por la Navidad no es más que una estrategia de nuestra mente para protegernos de esa idea tóxica de felicidad obligatoria.
¿Y qué podemos hacer para protegernos?
Ahora que sabemos cómo reconocer la ansiedad por la Navidad y cuáles pueden ser las causas, también es importante que aprendamos a protegernos si nos sentimos así.
Para empezar, debemos entender que no tenemos que ser los invitados ni los anfitriones perfectos. Que no es necesario que decoremos toda nuestra casa o que vayamos a absolutamente todas las reuniones que nos propongan con un jersey navideño y una sonrisa en los labios. A veces puede que nos apetezca no ir. Otras veces quizás sí queramos ir, pero sin someternos a esos comportamientos excesivos. Puede que para muchas personas sean comportamientos agradables y eso está genial. Pero si tú no los sientes así, no es necesario que te obligues. Las personas a tu alrededor deben entenderlo, aunque a veces para ellas también sea difícil ver que sus seres queridos no disfrutan igual que lo hacen ellas.
Por otro lado, es importante mantener el autocuidado en estas fechas. Si el resto del año disfrutas de ir al gimnasio, bailar o pasar tiempo leyendo, no dejes de hacerlo por ser Navidad.
Finalmente, puedes explorar un término medio. Quizás, si te introduces en la Navidad sin expectativas, descubras que hay una parte de ella que sí te gusta. Puede que lo pases bien decorando el árbol con tu familia, pero no acudiendo a ver todas las luces navideñas de la ciudad. Quizás disfrutas cocinando galletas de jengibre, pero no viendo todo el repertorio de películas navideñas de Netflix. Prueba sin pretensiones y descubre lo que te gusta. La mejor manera de sobrellevar la ansiedad por la Navidad es entender que tener ansiedad también está bien. Que los sentimientos negativos también son necesarios y que la felicidad nunca es obligatoria. Ni siquiera en esta época tan festiva del año.